UKHIA, BANGLADESH (14/SEP/2017).- Un niño rohinyá hizo solo el viaje desde Birmania, integrándose a extraños de otras aldeas para atravesar ríos y junglas, hasta llegar a Bangladesh, país en el que no tiene un lugar adonde ir, ni tampoco familia.“Algunas mujeres del grupo le habían preguntado: ‘¿dónde están tus padres?’ Yo les respondía que no sabía”, cuenta el pequeño de 10 años. “Una mujer me dijo: ‘Vamos a cuidar de ti como a nuestro hijo, ven con nosotros’. Y yo los seguí”, añade.Más de mil 100 niños rohinyás, que huían de la violencia en el Oeste de Birmania, han llegado solos a Bangladesh desde el 25 de agosto, según cifras de Unicef.El secretario general de la ONU, António Guterres, urgió ayer a las autoridades birmanas a suspender las acciones militares contra los rohinyás y advirtió de que la violencia ha desencadenado una catástrofe humanitaria, por lo que además pidió “proteger el estado de derecho y permitir la ayuda humanitaria”.Preguntado por si lo que ocurre es una “limpieza étnica”, el jefe de la ONU consideró que no hay otra forma mejor de describirlo, cuando un tercio de los rohinyás han tenido que huir del país.