BUENOS AIRES, ARGENTINA (27/MAY/2017).- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó hoy su "profunda preocupación" por la crisis en Venezuela, al cerrar su 162 periodo de sesiones, en Buenos Aires, donde además anunció una visita del organismo a la activista argentina encarcelada Milagro Sala.En una conferencia de prensa en la sede de la antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) -el mayor centro de detención clandestino de la última dictadura argentina (1976-1984) y hoy Espacio Memoria y Derechos Humanos-, el presidente de la CIDH, Francisco José Eguiguren, se mostró conforme con el trabajo de este periodo de sesiones, que calificó de "muy fructífero".Desde el pasado 22 de mayo, los comisionados analizaron casos concretos y problemáticas generales de países como Chile, Paraguay, Uruguay y Perú, en áreas variadas que abarcaron desde la migración hasta la imparcialidad de la justicia y la situación de los pueblos originarios.En el transcurso de las sesiones, la CIDH expresó "profunda preocupación" por el empeoramiento de la violencia en Venezuela.El presidente del organismo se pronunció respecto a la situación en Venezuela, antes de reiterar su condena por la "pérdida de vidas" en el país caribeño y el alto número de heridos y detenidos que están dejando las manifestaciones a favor y en contra del presidente Nicolás Maduro."Las fuerzas militares no están ni capacitadas ni son buenas para controlar situaciones de orden público", resaltó Eguiguren.Paralelamente, varias decenas de ciudadanos venezolanos se habían concentrado a las puertas del lugar de la conferencia para realizar una "performance" de protesta por la situación en su país y para pedir a la CIDH medidas más contundentes frente a lo que consideran como violaciones de los derechos humanos.Cánticos y gritos de "Venezuela será libre" salpicaron la acción, que consistió en la interpretación de un poema y una pieza de violín, mientras los manifestantes, que en varias ocasiones no pudieron contener las lágrimas, se tumbaban en el suelo y manchaban sus ropas con un líquido imitación de la sangre.