Jueves, 28 de Noviembre 2024
Internacional | Para algunos, ni siquiera la visión de un ex presidente debilitado calmó su ira

Juicio a Mubarak genera emociones encontradas a los egipcios

Quienes estaban en la audiencia se quedaron boquiabiertos al ver a Mubarak, de 83 años y ex comandante de las fuerzas aéreas, entrando en camilla

Por: REUTERS

Mubarak entró en camilla a la celda donde habitualmente se sitúan los acusados de casos penales. AP  /

Mubarak entró en camilla a la celda donde habitualmente se sitúan los acusados de casos penales. AP /

EL CAIRO, EGIPTO (04/JUL/2011).- Muchos egipcios sintieron emociones encontradas el jueves al ver las imágenes aparecidas en la prensa y repetidas en televisión de su octogenario ex presidente, un día después de que compareciera ante la justicia tras 30 años al timón del país.

"Mubarak en la celda. La revolución ha triunfado ahora", decía en un gran titular Al-Akhbar sobre una fotografía de Hosni Mubarak tendido sobre una camilla y entre las rejas de la celda en la que compareció en el tribunal.

"Mubarak y su régimen en las garras de la justicia", escribió Al-Ahram, otro periódico estatal que en el pasado habría alabado cualquier acto de Mubarak.

Unos cuantos egipcios se deleitaron con la escena y dijeron que su comparecencia en una camilla pretendía generar compasión. Otros afirmaron que no era manera de tratar a un anciano.

Sin embargo, muchos de los que fueron preguntados por su opinión mostraron compasión pero dijeron que había de hacerse justicia.

"Siento pena por él, pero eso no significa que debería exonerársele de responder por todo lo que hizo", dijo Michael Atef, contable de 27 años. "Este juicio es básico", añadió.

Quienes estaban en la audiencia se quedaron boquiabiertos al ver a Mubarak, de 83 años y ex comandante de las fuerzas aéreas, entrando en camilla en una celda donde habitualmente se sitúan los acusados de casos penales.

La última vez que habló en la Academia de Policía en las afueras de El Cairo donde se levanta el tribunal fue cuando estaba en el cargo, alabando el papel de la policía. Eso fue el 23 de enero. Dos días después comenzaron las protestas contra su gobierno.

En los días que siguieron, la policía usó munición real, balas de goma y gases lacrimógenos para intentar atajar las protestas. Unos 850 ciudadanos murieron en el levantamiento, que duró 18 días.

Mubarak está acusado de las muertes y podría afrontar la pena de muerte.

Sus únicas palabras el miércoles desde su camilla fueron: "Señor, aquí estoy. Niego rotundamente todas estas acusaciones".

Para algunos, ni siquiera la visión de un ex presidente debilitado calmó su ira.

"Tendría más piedad por un perro o un gato que por este hombre. Toda la escena de él en una camilla fue una farsa. Podría haberse sentado y hablado. Es sólo para intentar ganarse la compasión del pueblo", dijo Somaya Sa'ad, de 63 años y jubilada.

"Ha causado demasiada opresión a este país durante los últimos 30 años, no olvidemos eso", añadió.

"ES DE HUMANOS ERRAR"

Para otros, las imágenes del ex mandatario postrado en una camilla, levantando ocasionalmente la cabeza para seguir el proceso, fue demasiada humillación para un hombre que dirigió las fuerzas aéreas egipcias contra Israel en la guerra de 1973 y que estabilizó el país tras el asesinato de su predecesor, Anwar el Sadat, en 1981.

"Se me saltaron las lágrimas viéndolo tumbado sin poder hacer nada. No deberíamos olvidar las cualidades buenas que tenía como presidente", dijo Badr el-Din Gabr, de 56 años, que trabaja en publicidad.

"No debería habérsele puesto en el banquillo con todo el mundo mirándolo. Es un insulto para Mubarak y es un insulto para los egipcios", añadió.

El juicio, televisado a todo el mundo, cautivó a los egipcios y a otros árabes, que en su mayoría han pasado su vida bajo sistemas autoritarios ahora sacudidos por la "primavera árabe" de este año.

Pero la mayoría de los egipcios dijeron que, por mucha pena que sintieran al ver la escena, se debe hacer justicia para cumplir los objetivos de un levantamiento que lo expulsó del poder el 11 de febrero.

Culparon a Mubarak de dividir profundamente el país entre ricos y pobres y una élite poderosa frente a una mayoría sin nada.

"Es humano errar y, como humanos, deberíamos tener piedad ante tal escena (...) no se lo desearía ni a mi peor enemigo. Pero hay una diferencia entre mi corazón compasivo y mi creencia de que debe haber justicia y responsabilidad", dijo Amal Abdel Haleem, ama de casa de 40 años.

Donde muchos egipcios coincidieron fue en la irritación hacia sus hijos, Alaa, que tenía intereses empresariales, y Gamal, banquero convertido en político que en el pasado fue considerado sucesor de su padre.

Muchos critican que usaron a su padre para acaparar riqueza e influencia.

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