Viernes, 29 de Noviembre 2024
Internacional | Situación de emergencia

Japoneses luchan para contener el nivel de radiación

Explota otro reactor en la planta nuclear de Fukushima; las autoridades evacuan a 170 mil personas

Por: EL INFORMADOR

FUKUSHIMA, JAPÓN (13/MAR/2011).- Japón lucha para contener una fuga de radiación en la planta nuclear de Fukushima debido a nuevas fallas que incluyeron una nueva explosión que dejó varios empleados heridos, de acuerdo a la televisora NHK.

Paralelamente, la operadora Tokyo Electric Power (Tepco) informó en un comunicado que los niveles de radiación aumentaron sobre el límite de seguridad en los alrededores de la planta, por lo que informaron al Gobierno que había una “situación de emergencia”. “Eso no significa que exista una amenaza inmediata a la salud humana”.

Tepco explicó que la cantidad de radiación que emitió la planta llegó a 882 microsievert, por encima del límite recomendado, que es de 500.

El portavoz de Japón, Yukio Edano, admitió que en un momento se alcanzaron los mil 204 microsievert, que es una unidad de medida de exposición a radiaciones ionizantes.
En la zona fue detectado cesio radioactivo (ver  recuadro inferior), lo que de acuerdo a expertos prueba los altos niveles de radiación.

La explosión en la instalación nuclear japonesa ocurrió cuando los operadores trabajaban para reducir la presión en el núcleo del reactor.

Según la agencia Kyodo, unas 15 personas han sido expuestas a radiactividad en el área de Fukushima y se investiga si lo mismo ha ocurrido con otros nueve ocupantes de un autobús que huían de la zona.

La Agencia Japonesa de Seguridad Nuclear e Industrial descartó que el contenedor del reactor nuclear de la planta hubiera sufrido daños.

La central de Fukushima, situada a unos 270 kilómetros de Tokio, tiene seis reactores nucleares, que han registrado fallas debido a la falta de energía, lo que provocó que los trabajadores bombearan agua de mar en el reactor para enfriarlo.

Aún así, 170 mil personas fueron evacuadas de zonas cercanas a la planta y de otras instalaciones nucleares, mientras las autoridades se preparaban para distribuir yodo a las personas en los alrededores para protegerlas de la exposición radiactiva.

Japón le reportó a la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) que los niveles de radiación “se han observado que disminuyen en las últimas horas”.

Antes, la propia AIEA informó que el accidente fue clasificado como menos grave que los desastres nucleares ocurridos en las centrales Three Mile Island en 1979 y Chernóbil en 1986, (éste último dejó 31 muertes y unas 135 mil personas fueron evacuadas.

Incluso el vicedirector del centro de seguridad nuclear de Chernóbil, Valeriy Hlyhalo, descartó que se repita el trágico accidente ocurrido en Ucrania en octubre de 1986. “Los reactores japoneses estaban mejor protegidos”.

Sin embargo, el director de Ploughsares Fun, Joseph Cirincione, dijo a la cadena CNN que el accidente ocurrido es uno de los  tres peores de la historia y que podría desembocar en un “desastre absoluto”. “Esto va a pasar a la historia como uno de los tres peores incidentes  nucleares si se detiene ahora”.

Peligro de contaminación
Los efectos del cesio


La Agencia para la Seguridad Nuclear de Japón detectó una fuga de cesio radiactivo cerca de esa central de Fukushima.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, admitió que la operación liberó cantidades de radiación “mínimas”.

Cuando una persona tiene contacto con cesio radiactivo, puede experimentar daño celular a causa de la radiación emitida, lo que puede traer como consecuencia efectos como náuseas, vómitos, diarreas, y hemorragias.

El cesio se encuentra en la naturaleza principalmente a causa de la erosión y desgaste de rocas y minerales. También es liberado al aire, al agua y al suelo a través de la minería y fábricas de minerales.

Tanto el cesio radiactivo como el estable actúan químicamente igual en los cuerpos de los humanos y los animales.

CLAVES
Voces de especialistas


El accidente nuclear fue de nivel cuatro en la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES, en inglés), cuyo número máximo es siete. Dicho nivel corresponde a los accidentes sin riesgo fuera del emplazamiento de la central y con consecuencias exclusivamente locales,  según los documentos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que el riesgo para la salud pública de la fuga de radiación de Japón parecía ser “bastante bajo” pero la red de expertos médicos de la OMS estaba lista para ayudar si es solicitado.

Isabel Mellado, directora técnica de Seguridad del Consejo de Seguridad Nuclear español (CSN), afirmó que la falta de electricidad en la central nuclear de Fukushima plantea el peligro de “un accidente nuclear serio”.

La Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC, en inglés) envió a dos de sus expertos en reactores de agua en ebullición a Japón para asistir a las autoridades niponas en sus esfuerzos por aplacar el temor a un accidente nuclear.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) informó que Japón evacuó a 170 mil personas de la zona cercana a la planta nuclear dañada por el terremoto y el tsunami que afectó al país el viernes.

PERFIL
La planta llevó prosperidad al Estado


Al igual que la mayoría de localidades japonesas que acogen alguno de los más de 50 reactores nucleares del país, la pequeña ciudad de Okuma (11 mil habitantes), recibió en los años setenta con los brazos abiertos la instalación de la central que hoy tiene en vilo al país.

Para esta localidad de la prefectura de Fukushima, la planta suponía generosos subsidios financieros del Gobierno, más infraestructura y más servicios públicos. Pero ante todo entrañaba una fuente de empleos bien remunerados para toda la región costera de Hamadori.

Situadas en la hoy devastada ciudad de Iwaki, 30 kilómetros al sur de donde se hallan las centrales afectadas, llegaron a ser el mayor yacimiento de hulla del archipiélago y dieron trabajo a más de 11 mil personas. Precisamente el cierre definitivo de Joban se anunció en 1971, el mismo año en que empezó a operar el primer reactor de la Fukushima Dai ichi o Fukushima 1.

Según datos del propio Gobierno de Fukushima, desde 1972, el año después de la inauguración, la renta per cápita en la prefectura no ha cesado de crecer. Y lo ha hecho especialmente en la región de Hamadori, donde hoy viven más de medio millón de personas, una cuarta parte de los residentes del Estado.

Después de que en años sucesivos se abrieran otros cinco reactores en la primera planta, en 1982 se puso en funcionamiento una nueva, Fukushima II, situada 10 kilómetros más al sur conduciendo por la costa, a mitad de camino entre las localidades de Tomioka y Naraha. Todo parecía sonreírle a la región, convertida hoy en una zona clave para el suministro energético, el comercio y la pesca.

Sin embargo, hace cuatro años se desveló que en 1978 Fukushima I se mantuvo en estado de emergencia durante más de siete horas. Fue el último capítulo de una investigación que el Gobierno de Junichiro Koizumi abrió en 2002 y que reveló que Tokyo Electric Power Company (Tepco), la empresa que opera ambas centrales y que suministra electricidad a todo el Este de Japón, había facilitado a la administración entre 1977 y 2002 más de 200 informes falsos sobre sus centrales nucleares y que había ocultado varios incidentes relacionados con la seguridad.

Desde entonces, uno de los temas que más ha preocupado a detractores y defensores de este tipo de energía en Japón, era si los reactores más antiguos del país (22 de ellos tienen hoy 30 años o más) aguantarían un terremoto fuerte. El destino quiso que precisamente haya sido el más antiguo de todos, el número uno de Fukushima I, el que haya despertado de nuevo el miedo a una catástrofe nuclear.

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