Lunes, 07 de Octubre 2024
Internacional | El 23 de marzo de 2016 se cerrará un capítulo bélico de más de 50 años

Inicia cuenta regresiva para el día de la paz en Colombia

El 23 de marzo de 2016 se cerrará un capítulo bélico de más de 50 años

Por: EL INFORMADOR

Colombianos siguen la trasmisión televisiva en Medellín del anuncio sobre el proceso de paz con los guerrilleros. EFE / ARCHIVO

Colombianos siguen la trasmisión televisiva en Medellín del anuncio sobre el proceso de paz con los guerrilleros. EFE / ARCHIVO

BOGOTÁ, COLOMBIA (05/OCT/2015).- El conflicto armado colombiano, el más antiguo de América Latina, tiene los días contados y en un máximo de seis meses el país asistirá al esperado momento en que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno firmarán el acuerdo de paz.

Si se cumple a cabalidad lo anunciado en La Habana por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, de común acuerdo con el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, la paz tiene fecha y a más tardar el 23 de marzo de 2016 el país cerrará un capítulo de más de medio siglo de conflicto armado.

Alcanzar esa meta no será fácil, pero el camino quedó más limpio, aunque todavía no expedito, después del acuerdo anunciado por las partes en materia de justicia transicional, el más espinoso de los temas discutidos en la mesa de diálogo de La Habana que en noviembre cumplirá tres años de sesiones.

Este acuerdo será la piedra angular de todo el proceso porque evita la impunidad mediante la creación de una Jurisdicción Especial para la Paz con tribunales que buscarán llegar a la verdad de lo sucedido en décadas de conflicto, reparar a las víctimas y juzgar y sancionar a los responsables de los delitos graves, elementos fundamentales para construir “una paz estable y duradera”.

Los delitos políticos y conexos estarán sujetos a una amnistía, pero los de lesa Humanidad, el genocidio y los crímenes de guerra, entre otros, quedarán al margen de ese beneficio y los culpables serán castigados con “restricción de libertades” en condiciones especiales u ordinarias que irán de cinco a 20 años, según la gravedad del hecho y el grado de colaboración del acusado.

Lo pactado, que incluye a agentes del Estado, puede acabar con la desconfianza de muchos colombianos que consideraban que en aras de la paz se sacrificaría la justicia, un temor alimentado por los propios negociadores de las FARC con sus reiteradas advertencias de que no estaban dispuestos a firmar el fin del conflicto para ir presos al día siguiente.

Otros asuntos de la agenda

Superado el escollo de la justicia, que para muchos parecía insalvable y que las partes negociaron con una discreción aún mayor de la que ha marcado todo el proceso, quedan pendientes otros asuntos de la agenda.

Entre ellos destacan el alto el fuego bilateral y definitivo, el abandono de las armas, la desmovilización de la guerrilla y su incorporación a la vida civil, sobre los cuales también hay avances.

Prueba de ello es que, según se anunció, las FARC empezarán a dejar las armas “a más tardar a los 60 días luego de la firma del acuerdo final”, lo que indica que para mayo de 2016 habrán enterrado definitivamente el hacha de la guerra que durante 52 años ha bañado con sangre el país.

Nacimiento de la guerrilla


Desde principios del siglo XX, Colombia no ha conocido la paz. El inicio del siglo sorprendió a este país con una guerra civil entre los partidos liberales y conservadores de la época que culminó con la firma del Tratado de Paz de Neerlandia en 1902, la victoria de los conservadores, cientos de miles de muertos y un país devastado. El país vivió en relativa calma hasta el 9 de abril de 1948 cuando fue asesinado en Bogotá el llamado caudillo del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán.

El asesinato del líder popular detonó nuevamente violencia partidista, en el campo especialmente, en una época conocida como “La Violencia”, que aunque no generó la declaratoria de una guerra civil como tal, sí propició la muerte sistemática de unas 300 mil personas a lo largo de casi dos décadas de conflicto irregular y el desplazamiento masivo de unos dos millones de personas en un país que en ese entonces tenía 11 millones de habitantes. La guerra irregular terminó con un pacto entre los partidos Liberal y Conservador, que acordaron rotarse el poder con el establecimiento de un Frente Nacional.

En este contexto de lucha anticomunista, de movilización campesina y popular en pos de conquistas sociales, y de un sistema político cerrado y poco representativo consolidado con el Frente Nacional, nacieron las FARC en 1964 con los remanentes de las guerrillas liberales de “La Violencia” y de la mano de un campesino llamado Pedro Antonio Marín, quien se hacía llamar “Manuel Marulanda” y a quien se conocía como “Tirofijo”. El líder guerrillero falleció en la selva de muerte natural en 2008.

SERÁN EVENTUALMENTE UNA FUERZA POLÍTICA

La aplicación del convenio puede durar años

Luego de iniciar el sistema de justicia mediante el que guerrilleros responsables de delitos serían juzgados, el alto el fuego, el abandono de las armas y la desmovilización de las FARC, la guerrilla emprenderá el tránsito hacia “un movimiento político legal con apoyo del Gobierno”, con lo cual, según el presidente colombiano Juan Manuel Santos, se romperá “de una vez y para siempre cualquier vínculo entre política y armas”.

Pero la firma del acuerdo de fin del conflicto, como se le denomina oficialmente, no quiere decir que al día siguiente de la firma Colombia despertará de “la horrible noche”, puesto que su aplicación en aspectos como tierras, participación política o erradicación de cultivos ilícitos puede tomar años.

No menos crucial será la refrendación del acuerdo final, pues serán los colombianos los que tendrán la última palabra sobre lo pactado con una respuesta simple: “Sí” lo aceptan o “No”, lo que supone una apuesta arriesgada del presidente Juan Manuel Santos, quien, sin embargo, se caracteriza por calcular sus decisiones con la frialdad de un jugador de póquer.

Si todo sale como está planeado, el Gobierno tendrá todavía por delante un desafío descomunal, que es la aplicación de los acuerdos, lo que implica un millonario esfuerzo financiero para cumplir todo lo acordado, especialmente en materia social.

En esta etapa, llamada del posconflicto, el país espera contar con el apoyo económico de la comunidad internacional para que lo firmado en La Habana no quede en el papel.

Falta todavía camino por andar, pero con lo anunciado el 23 de septiembre el reloj de la paz ha empezado a correr en favor de Colombia.

MARXISTA

Grupo de campesinos armados


Las FARC son una guerrilla marxista integrada en buena medida por campesinos. Cifras del Gobierno hablan de unos seis mil 500 hombres y mujeres en armas, que dicen luchar por el pueblo, por los pobres y por la equidad entre los colombianos. Sin embargo, esos objetivos se han visto desdibujados por sus acciones de las últimas décadas, sobre todo las relacionadas con el narcotráfico y el asesinato y el secuestro de civiles.

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