Jueves, 28 de Noviembre 2024
Internacional | El opositor se recupera de un desmayo que lo llevó a terapia intensiva

Fariñas desafía con huelga régimen de Castro con el cual su madre simpatiza

Cumple 16 días en huelga de hambre y su voluntad se mantiene firme a pesar de su desgastada salud

Por: AFP

SANTA CLARA, CUBA.- Recostando en un sofá su delgado y  deshidratado cuerpo, el opositor cubano Guillermo Fariñas asegura que seguirá  hasta la muerte una huelga de hambre y sed que cumple medio mes y desafía a una  revolución que defendió en el pasado y con la que su madre sigue simpatizando.

"No apoyo esta huelga ni comparto la ideología de mi hijo", dice su madre  Alicia Hernández, una enfermera jubilada de 75 años, que curó heridos en la  batalla de Santa Clara, dirigida por Ernesto Che Guevara en 1958 y también  durante la invasión de Bahía de Cochinos, en 1961.

Fariñas fue acusado públicamente por las autoridades de "agente de Estados  Unidos", "contrarrevolucionario" y antisocial "violento", los más fuertes  calificativos políticos en la isla, fue ingresado a un hospital este jueves por  sufrir un nuevo shock hipoglucémico.

De baja estatura, la mujer mulata de piel y blanca en canas se lamenta de  no haber podido "convencer" a Fariñas para que deponga su protesta. "Pero no lo  podemos dejar abandonado", aclaró con firmeza y dolor.

Jadeante, de hablar lento, pero coherente, Fariñas recibe en su casa de  Santa Clara (280 km el este de La Habana) a periodistas, diplomáticos y  compañeros de causa opositora, y rechaza deponer la protesta, lo que han pedido  su esposa -también periodista opositora- y su hija de ocho años.

Desde que inició la protesta el 24 de febrero -tras la muerte del preso  político Orlando Zapata luego de una huelga de hambre-, Fariñas se ha  debilitado visiblemente.

El opositor -periodista y sicólogo de 48 años- mide 1.83 metros, pesaba 71 kg y ahora pesa 58.

"Le estamos pidiendo (al gobierno) un gesto de buena voluntad hacia 26  presos políticos que se están muriendo en las prisiones", declaró al explicar  los motivos de su protesta.

Ex militar de tropas de élite, herido en la guerra de Angola en los años 80  y militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, Fariñas fue un partidario  radical de Castro hasta los 90, cuando se distanció hasta llegar a la  disidencia.

"No estamos pidiendo que Raúl Castro entregue el poder", añadió, en la  pequeña sala de su casa en el barrio humilde "La Pastora".

Según el diario oficial Granma, Fariñas "transita de una posición afín a la  revolución a una conducta antisocial".

El médico opositor Ismel Iglesias, quien lo examina a intervalos, advierte  que "por su avanzado deterioro físico" el shock hipoglucémico que le produjo un  desmayo hace ocho días "podría sobrevenir en cualquier momento".

Y tal como predijo Iglesias, Fariñas sufrió otro shock este jueves que lo  depositó en un hospital de Santa Clara. Su madre dijo que se encuentra  "estable" pero en terapia intensiva.

Fariñas mostró a la AFP cicatrices de bala en su espalda y una pierna,  heridas que sufrió en Angola, desde donde fue enviado a la Unión Soviética a un  curso de paracaidismo militar. Tras un accidente en la URSS, fue licenciado y  comenzó a estudiar sicología.

Sostiene que sus conocimientos de supervivencia le ayudan a mantenerse  sereno durante las prolongadas huelgas de hambre que realiza -esta es la número  23-.

Los presentes en la casa advierten que una cámara de video colgada de un  poste eléctrico a unos 80 metros parece grabar cada movimiento de entrada y  salida.

En Santa Clara, una ciudad de 280 mil habitantes, muchos saben de la huelga  de Fariñas, pero pocos opinan.

"Un muchacho muy correcto, buen vecino. ¡Dios quiera no muera!", dijo María  Julia Fleitas, de 86 años y quien lo conoce "desde muy pequeñito".

"Es un buen vecino, nunca ha tenido problemas con nosotros ni en el barrio,  es su forma de pensar, en eso no me meto", dice por su parte Analeida  Rodríguez, una camarera de 37 años.

Granma consideró que la huelga de Fariñas era un "chantaje" inaceptable, y  lo responsabilizó de las consecuencias que pueda tener. Según el propio  sicólogo, será la muerte.

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