El presidente islamista Mohamed Mursi animó por la noche a los egipcios a "rechazar la violencia", en sus cuentas de Twitter y Facebook, y afirmó que los "criminales" responsables de esas violencias serán "perseguidos y entregados a la justicia".Según el Ministerio de Salud, siete personas murieron este viernes -seis en Suez y una en Ismailía (noreste)- y 456 resultaron heridos en un total de doce gobernaciones.El presidente Mursi aseguró que entre los muertos figuraban policías y el Ministerio de Interior a su vez señaló 95 heridos entre sus efectivos.El Ejército egipcio desplegó fuerzas por la noche en Suez, en la entrada sur del canal del mismo nombre, según testigos y fuerzas de seguridad. Soldados y blindados ligeros rodeaban edificios sensibles como las dependencias de la policía municipal o la sede de Gobernación, según las fuentes.El sábado también se presenta de alto riesgo, con un veredicto muy esperado en el proceso de un drama del fútbol -más de 70 muertos el año pasado en Port-Said- que despierta pasiones.Los "ultras" del equipo cairota de Al Ahly, que aseguran que la mayoría de las víctimas procedían de sus filas, amenazan con llevar a cabo manifestaciones violentas y una "nueva revolución" si no obtienen justicia.Este viernes al atardecer, la policía disparó gases lacrimógenos para tratar de dispersar a manifestantes en los alrededores del palacio presidencial en Heliópolis, un suburbio de El Cairo, indicó la televisión estatal.Enfrentamientos esporádicos entre grupos de jóvenes y fuerzas del orden, que se iniciaron el jueves, continuaron en los alrededores de la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, donde se había congregado una muchedumbre.Una enorme pancarta estaba desplegada en la plaza con la inscripción "El pueblo quiere hacer caer el régimen", mientras la muchedumbre gritaba "váyase, váyase" contra Mursi, como en el caso de Mubarak hace dos años.Algunos manifestantes se congregaron frente al simbólico edificio que alberga la televisión del Estado y el ministerio de la Información."Vine porque no hicimos la revolución para que un grupo corrompido reemplace a otro", dijo una manifestante, Maha Kamal, de 40 años, con velo azul y bandera egipcia en la mano.Los manifestantes también lanzaron piedras contra un edificio que alberga los locales del sitio internet de los Hermanos Musulmanes, una organización de la cual proviene Mursi. Otros se dirigieron al palacio presidencial, donde la policía trató de dispersarlos con gases lacrimógenos.El Ismailía (noreste), manifestantes atacaron la sede local del Partido de la Libertad y de la Justicia (PLJ), la organización política de los Hermanos Musulmanes, y la incendiaron, según un corresponsal de la AFP.En Alejandría (norte) y Suez (noreste), la policía usó gases lacrimógenos contra los manifestantes, según testigos.En El Cairo, en la plaza Tahrir, miles de manifestantes protestaban desde temprano contra Mursi, para reclamar una "nueva revolución".Enfrentamientos esporádicos entre las fuerzas del orden y grupos de jóvenes tuvieron lugar en las calles adyacentes a la célebre plaza, epicentro de los acontecimientos que en enero y febrero de 2011 provocaron la dimisión de Mubarak.La oposición, integrada por movimientos en su mayoría de izquierda y liberales y que todavía muestra una precaria unión, llamó a marchar por todo el país contra el presidente Mursi y los Hermanos Musulmanes, utilizando las mismas consignas que hace dos años: "Pan, libertad, justicia social"."Salgamos hacia las plazas para finalizar los objetivos de la revolución", escribió en Twitter Mohamed El Baradei, una de las principales figuras de la oposición laica.Los Hermanos Musulmanes no hicieron un llamamiento oficial a manifestarse este viernes. Para celebrar el segundo aniversario de la revolución, lanzaron una iniciativa titulada "Juntos construimos Egipto", que integra una serie de acciones sociales y caritativas.Dos años después de la revolución, el país todavía intenta encontrar su equilibrio entre un poder que se basa en la legitimidad de las urnas y sus adversarios que denuncian la emergencia de un sistema autoritario dominado por los Hermanos Musulmanes.Egipto debe hacer frente también a una grave crisis económica, con un hundimiento de las inversiones extranjeras, la caída del turismo y un déficit presupuestario en aumento.Por su parte, Hosni Mubarak, de 84 años, enfermo y condenado a cadena perpetua, espera un nuevo juicio que causa indiferencia en una gran parte de la población, para quien ya pertenece al pasado.