Martes, 21 de Enero 2025
Internacional | La seguridad del ex agente de la CIA está en las manos de países de Sudamérica

El futuro de Snowden se determina en esta semana

La seguridad del ex agente de la CIA está en las manos de países de Sudamérica

Por: SUN

Snowden continúa el filtro de información en la prensa europea sobre el sistema masivo de espionaje de la CIA. AP /

Snowden continúa el filtro de información en la prensa europea sobre el sistema masivo de espionaje de la CIA. AP /

MADRID, ESPAÑA (08/JUL/2013).- Hoy lunes comienza en Europa una semana decisiva para el futuro de Edward Snowden, el joven de 30 años refugiado en Moscú (Rusia) donde lleva dos semanas en la zona de tránsito del aeropuerto de Sheremétievo después de haber huido de Estados Unidos (EU).

En los próximos días el ex analista de la CIA (Agencia de Seguridad Nacional, NSA por sus siglas en inglés ) perseguido por EU tras haber revelado un complejo programa de espionaje de Washington a través de Internet, deberá decidir cuál de las numerosas ofertas de asilo va a aceptar: si la de Bolivia de su presidente Evo Morales, la de Nicaragua de Daniel Ortega, o la de Venezuela de Nicolás Maduro.

Todos ellos están dispuestos a acogerle en sus respectivos países pese a las amenazas de Estados Unidos de las consecuencias negativas que ello tendría. E incluso el propio Morales ha asegurado no tener miedo, tras denunciar los "atropellos y la prepotencia imperial" de Washington.

Legalmente cualquiera de ellos tiene el derecho de conceder asilo a Snowden, quien está acusado de tres cargos de espionaje y robo de propiedad al gobierno cada uno de ellos con penas de 10 años de prisión. Sin embargo ello provocaría un problema diplomático con Estados Unidos y crearía un precedente incómodo.

Y mientras el informático deshoja la margarita entre las opciones que tiene de países latinoamericanos, lugares a los que Julian Assange, fundador de Wikileaks y refugiado desde hace un año en la embajada de Ecuador en Londres (Reino Unido), le ha recomendado ir, en el viejo continente se sigue recordando la deplorable reacción que tuvieron la semana pasada algunos gobiernos europeos como los de España, Italia, Portugal y Francia que no dejaron aterrizar al avión del presidente de Bolivia, Evo Morales, procedente de Moscú (Rusia), al sospechar que el informático estadounidense iba dentro. Una actitud que dejó en evidencia una vez más la sumisión de una débil Europa incapaz de defender a un joven que se ha jugado la vida por denunciar unos hechos, ante el todopoderoso Estados Unidos. Y que no sólo no es capaz de protegerle, sino que incluso colabora con Estados Unidos en su persecución.

Pero en el caso de España y del gobierno del conservador Mariano Rajoy (Partido Popular), el ridículo fue todavía mayor después de que el embajador de España en Austria y ex jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, Alberto Carnero, le dijera al presidente Evo Morales desde Viena (Austria) que le quería invitar a tomar un café "pero en su avión", para comprobar si efectivamente Snowden estaba dentro del aparato y así impedirle hacer escala en las Islas Canarias (España) para cargar el combustible que necesitaba antes de cruzar el Océano Atlántico tras despegar en Moscú. A lo que el mandatario ecuatoriano por supuesto se negó, denunciando públicamente semejante propuesta surrealista.

El incidente ha provocado un enfrentamiento diplomático. En España un grupo de embajadores latinoamericanos como los de Ecuador, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Perú, Colombia y Bolivia han mostrado su rechazo a la actitud de estos cuatro países europeos, han denunciado que la negativa del gobierno de Rajoy y de los otros gobernantes a dejar aterrizar el avión puso en peligro la vida de Morales y la del resto de los pasajeros, y han anunciado que estudiarán la posibilidad de presentar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya por vulnerar el derecho internacional consuetudinario y la Convención de la Organización de Naciones Unidas y que en la próxima reunión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) adoptarán todas las medidas posibles para salvaguardar los derechos de sus estados.

Además, mañana martes el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que también forman parte Canadá y Estados Unidos, se reunirá en una sesión extraordinaria en Washington para analizar lo ocurrido.

Y mientras tanto Snowden sigue publicando en la prensa europea algunas sorprendentes informaciones sobre el sistema de espionaje masivo a las comunicaciones mundiales de Estados Unidos y del Reino Unido que han puesto los pelos de punta no sólo a los ciudadanos, sino también a algunos mandatarios como a la canciller alemana Angela Merkel, que está muy enojada tras descubrir que su país es uno de los principales objetivos de la CIA. El pasado miércoles Merkel llamó por teléfono al presidente de Estados Unidos, Barak Obama, para mostrarle su malestar, tras asegurar públicamente que una acción así entre "socios y amigos" es "inaceptable ya que la guerra fría se ha acabado". Y en los próximos días va a enviar a Washington a un grupo de expertos alemanes encabezados por el ministro de Interior, Hans Peter Friedrich, para que investigue los detalles del programa "Prism", el principal programa de vigilancia de la CIA, y en concreto su acción en Alemania.

Además, la ministra de Justicia alemana, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, no descarta abrir una investigación penal ya que considera que "la codicia por los datos de Estados Unidos debe terminar ya y que una mayor recogida de información no implica una mayor protección de los ciudadanos". También cree que el acuerdo para compartir datos sobre pasajeros aéreos entre la Unión Europea y Estados Unidos debe suspenderse temporalmente.

Y es que según ha contado el ex analista de la CIA en una entrevista publicada ayer domingo en el semanario alemán "Der Spiegel", los servicios de inteligencia alemanes conocían el programa de espionaje pero no recibían ningún tipo de información. Así que los estadounidenses no tenían que darles explicaciones a los alemanes sobre los métodos ilegales que utilizaban. Y las autoridades alemanas al no saber los métodos utilizados no se preocupaban de si eran ilegales o no. Es decir, "las autoridades alemanas no nos preguntaban de donde sacábamos los datos y nosotros tampoco les decíamos de donde los sacábamos. Las autoridades estaban conchabadas y miraban para otro lado", tal y como el propio Snowden cuenta en la entrevista, dejando al descubierto un sorprendente y vergonzoso modo de actuar de unos y de otros.

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