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Internacional | Tras los atentados del 11-S, se derrumbó la relación entre México y Estados Unidos

El día que EU perdió el interés en Latinoamérica

Con Washington ocupado en su guerra contra el terror, países como Brasil aprovecharon para aumentar su influencia en la región

Por: SUN

A partir del 11-S, la relación de Estados Unidos con los países de Latinoamérica cambió. ESPECIAL  /

A partir del 11-S, la relación de Estados Unidos con los países de Latinoamérica cambió. ESPECIAL /

BUENOS AIRES, ARGENTINA (01/SEP/2011).- Hasta el 10 de septiembre de 2001, cuando se hablaba del 11-S, millones de sudamericanos pensaban en una sola fecha: el 11 de septiembre de 1973, el día del sangriento golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile.

Todo cambió el 11 de septiembre de 2001. Entonces, el golpe contra Allende palideció, ensombrecido bajo los escombros de las Torres Gemelas de Nueva York, atacadas ese día por terroristas, que también se lanzaron contra el Pentágono. Las imágenes de las torres Norte y Sur del World Trade Center, derrumbándose como un mero castillo de naipes, marcaron un antes y un después en la imagen que los países de la región tienen de Estados Unidos y su influencia en esta parte del mundo.

Un imperio falible, el gendarme global golpeado en su propio corazón y el mundo, todo, azotado por la violencia y el terror con un atentado de película en la ciudad más cosmopolita y capital del globo, si es que le cabe el término a Nueva York. El blanco del ataque certero fue el epicentro del capitalismo, a pocas cuadras de Wall Street.

No faltaron aquel día, y los días sucesivos, quienes dijeran el tradicional “algo habrá hecho Estados Unidos para que le pase esto”, principalmente en los países y sectores más antiestadounidenses, más antiimperialistas.

Lo cierto es que, a partir del 11-S, la relación de Estados Unidos con los países de Latinoamérica cambió.

El entonces presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, durante la etapa final de su gobierno, lo definió en estos términos: “Hoy, América Latina no es una prioridad para Estados Unidos, porque está ocupado en su grave problema interno y en una región clave como Medio Oriente y Afganistán”. La red terrorista Al-Qaeda ocupaba un lugar más preponderante en la agenda de Washington que América Latina, aunque para Cardoso “eso representa una oportunidad…”.


Crecimiento brasileño


Oportunidad que no desaprovecharon algunos países, como es el caso, justamente, de Brasil, que creció en influencia regional y global, mientras que el peso de Estados Unidos en Latinoamérica “no dejó de descender, principalmente el político”, según explica el especialista en Relaciones Internacionales Paulo Goncalves, de la Universidad de Sao Paulo.

“Si observamos la influencia de Estados Unidos en términos económicos veremos que si bien no creció en términos cuantitativos, sigue siendo importante en la región. Pero políticamente yo creo que la influencia de Washington en nuestros países ha disminuido”, acota Goncalves.

Para el analista argentino Julián Hermida, el 11-S marcó “un cambio radical de la agenda del Departamento de Estado (de EU) y a la vez, nuestros países observaron que ya nada sería igual, que el imperio había recibido una herida seria en su concepción”.

Aquel, subraya Hermida, “fue un primer momento en la caída de la imagen de Estados Unidos. Un segundo momento fue cuando Estados Unidos atacó Irak y estamos asistiendo a una tercera etapa de esa disminución del peso del país del norte en la región, que comenzó con la crisis de 2008 y continúa ahora con esta suerte de latinoamericanización de la economía estadounidense, con peligro de default, baja en la calificación de riesgo y esas cosas que aquí nos fueron tan familiares”.

Si bien lo que va del siglo XXI se caracteriza por esa pérdida paulatina de influencia estadounidense en la región, a medida que Brasil y otros países van adquiriendo una dinámica propia en el concierto internacional, en Colombia el rol de Estados Unidos registró, desde el atentado de las Torres Gemelas, algunas particularidades.

El gobierno de Andrés Pastrana, metido de lleno en la guerra contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tras las fallidas negociaciones de paz, comenzó a tachar de “terrorista” a la guerrilla, subraya el analista Bernardo Gutiérrez. “Se fueron mimetizando algunas situaciones y políticas de seguridad, pero el peso político de Estados Unidos, si bien lo intentó disimular por la situación local, había comenzado a diluirse”, sostiene.

Para el argentino Rosendo Fraga, recién ahora, con el peligro del “default”, Estados Unidos termina por conformar “su imagen más frágil en la región, aun cuando esto traiga más desventajas que ventajas para nuestros países”. “Esa fragilidad contrasta con la mayor importancia de Brasil en lo regional y de China a nivel global”, acota Fraga.

Por eso, desde el 2001, el 11-S ya no remite sólo al sacrificio democrático de Salvador Allende, sino al día en que la hegemonía de EU, al menos en la región, comenzó a perder fuerza.

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