Miércoles, 09 de Octubre 2024
Internacional | Se construye en un atolón que podría quedar bajo el agua en unas décadas

EU ignoró riesgo climático para nuevo radar

El Space Fence se construye en un atolón de las islas Marshall que podría quedar bajo el agua en unas décadas

Por: AP

La Fuerza Aérea pidió que el radar fuera resistente a terremotos, no a la subida del mar, se excusa la empresa constructora. AP / US Army

La Fuerza Aérea pidió que el radar fuera resistente a terremotos, no a la subida del mar, se excusa la empresa constructora. AP / US Army

WELLINGTON, NUEVA ZELANDA (18/OCT/2016).- La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha invertido casi mil millones de dólares para construir una instalación de radar que ayudará a mantener a salvo a astronautas y satélites al seguir la pista de fragmentos de basura espacial tan pequeñas como una pelota de béisbol. Siempre y cuando, el calentamiento global no interfiera.

El Space Fence ("Cerca Espacial") se está construyendo en un diminuto atolón en las islas Marshall, que según los expertos podría verse sobrepasado por las aguas de forma regular en unas pocas décadas como resultado del cambio climático. El agua salada podría causar graves daños en el equipo, señalan los científicos.

Ni el Ejército ni su contratista, Lockheed Martin, tomaron en serio esa amenaza cuando diseñaron la instalación y eligieron una ubicación, pese a las advertencias de la agencia medioambiental de la nación insular.

El futuro "no pinta bien para muchas de estas islas", comentó Curt Storlazzi, oceanógrafo del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que lidera un estudio en el atolón de Kwajalein, donde se está levantando el Space Fence.

Dana Whalley, un civil que gestiona el programa del radar, señaló que la instalación tiene una vida útil prevista de 25 años y que no espera que el nivel del mar suba suficiente en ese periodo como para plantear un problema. Pero si es necesario, señaló, la base podría tomar medidas para mejorar sus diques.

Sin embargo, debido a las limitaciones de presupuesto, el equipamiento militar suele utilizarse mucho más allá de su esperanza de vida inicial. De hecho, una parte clave del sistema de rastreo de radares al que sustituye el Space Fence se construyó en los inicios de la era espacial y ya estaba muy desactualizada para cuando se cerró 50 años más tarde, en 2013.

A medio camino entre Hawái y Australia, las islas Marshall son fragmentos de tierra que suelen asomar apenas unos pocos metros del océano Pacífico, lo que los coloca entre los lugares más vulnerables del mundo a la subida del nivel del mar.

Lockheed Martin logró en 2014 el contrato de 915 millones de dólares para construir el Space Fence y empezó los trabajos el año pasado. Cuando el sistema de radar empiece a operar a finales de 2018, debería multiplicar por diez el número de objetos que pueden vigilarse, a unos 200 mil, y proporcionar información más precisa sobre sus órbitas.

La instalación del Space Fence incluirá transmisores y receptores digitales, así como instalaciones de energía y refrigeración. Unas 15 personas lo operarán y mantendrán en marcha a todas horas.

El Ejército escogió las islas Marshall porque el Space Fence funciona mejor cerca del ecuador. Pero eso implica que la instalación se construye a apenas 3 metros sobre el nivel del mar, la altura de un aro de básquetbol.

El estudio de Storlazzi analizó en qué punto las tormentas harían que el mar sobrepasara la isla, sumergiéndola por completo, al menos una vez al año. Cuando se produce ese fenómeno, explicó, una isla ya no logra mantener la mayor parte de su flora o su fauna.

El experto estudió una isla en el atolón de Kwajalein y determinó que probablemente alcance el punto de inflexión en unas pocas décadas. La isla donde se está construyendo el radar enfrenta una amenaza similar, señaló.

Es probable que una inundación allí causara daños en los cables eléctricos, cañerías y otros sistemas electrónicos y de hardware, dijo. El agua salada erosiona la tierra y lo corroe todo, desde el concreto hasta los autos.

"Cuando se llegue al punto de que el agua va a sobrepasar la isla de forma anual, afectará mucho a la vida cotidiana, tanto en lo que se refiere al Space Fence como a otras operaciones, como transportar comida", explicó.

La investigación, financiada principalmente por el Departamento de Defensa, aún no ha sido publicada ni revisada por colegas. Pero presenta un futuro mucho más sombrío para el atolón que otros estudios previos.

"Hablamos de las próximas décadas, no de siglos como se creía antes", afirmó Storlazzi.

Antes de comenzar la construcción, el Ejército investigó en una evaluación medioambiental del lugar amenazas como las inundaciones oceánicas, dijo Whalley. "La amenaza de que el agua sobrepase la isla... está contemplada en los requisitos del gobierno para el lugar", señaló.

Pero ese análisis de 2014, que se extiende 100 páginas y abarca desde tortugas marinas a la historia arqueológica de la isla, no hace mención del cambio climático y sólo señala que el Space Fence podría soportar un pequeño tsunami provocado por un terremoto.

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