MANILA, FILIPINAS (26/ENE/2017).- La guerra que el Gobierno filipino ha emprendido contra el narcotráfico ha dejado dos mil 517 personas abatidas por las fuerzas de seguridad y más de cuatro mil 500 por civiles que patrullan las calles y realizan ejecuciones extraoficiales, una medida aprobada por el presidente Rodrigo Duterte.El Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en ingles) denuncia que las autoridades aseguran —sin comprobarlo— que han tenido que disparar sus armas en defensa propia, aunque apenas se contabilizan 35 agentes muertos frente a los más de dos mil 500 presuntos delincuentes.Además, la Policía está envuelta en una polémica por la muerte de un empresario surcoreano con residencia en Filipinas, secuestrado por un grupo de hombres armados que entró a su casa en octubre pasado y lo asesinó tras pedir un rescate. La investigación asegura que entre los asaltantes había miembros del cuerpo de seguridad nacional que recurrieron a la campaña antidrogas y a una falsa orden de arresto para cometer el crimen.La senadora Leila de Lima dijo que la campaña antidroga de Duterte ha creado “una cultura de la impunidad”, posibilitando a la policía a cometer toda clase de abusos. El País