Miércoles, 22 de Enero 2025

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Internacional | Se reúnen con los altos mandos de las agencias para indagar sobre el escándalo

Congresistas presionan a FBI y CIA por caso Petraeus

El presidente Obama niega que la seguridad nacional se haya visto comprometida en el escándalo que llevó a su dimitisión

Por: EL INFORMADOR

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (14/NOV/2012).- Varios congresistas de Estados Unidos se reunieron hoy con los altos mandos del FBI y la CIA a puerta cerrada para continuar indagando detalles sobre el escándalo en el que se ha visto envuelto el ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) David Petraeus y que provocó su renuncia.

"Vamos a ir a los hechos", dijo el representante Dutch Ruppersberger, el demócrata de mayor rango en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, antes de la reunión. "Vamos a llegar al fondo de todas estas cuestiones", insistió.

El grupo de legisladores del Comité de Inteligencia de la Cámara baja se reunió con el director de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller; el subdirector de la misma oficina, Sean Joyce; y más tarde con el director en funciones de la CIA, Michael Morell.

La presión sobre las agencias de investigación y de inteligencia estadounidenses tras el caso sigue aumentando, sobre todo ante las dudas de si el romance entre Petraeus y su amante, Paula Broadwell, provocó que ella tuviera acceso a información clasificada.

Sin embargo, hasta el momento las investigaciones del FBI han concluido que la también biógrafa del exgeneral no había incurrido en ninguna "violación de la seguridad".

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, negó hoy que la seguridad nacional se haya visto comprometida en el escándalo que llevó a dimitir a Petraeus y en el que también está implicado el jefe de las tropas aliadas en Afganistán, y pidió esperar a que el FBI concluya su investigación.

La primera rueda de prensa de Obama tras haber ganado la reelección para gobernar hasta 2016 se centró en gran parte en ese escándalo, cuyas implicaciones políticas y de seguridad son aún un misterio.

"No tengo ninguna evidencia hasta este momento de que se haya divulgado información clasificada que de algún modo haya tenido un impacto negativo en nuestra seguridad nacional", sostuvo Obama.

Tras la confesión de la infidelidad y consiguiente renuncia a su cargo por parte de Petraeus, se puso en duda su participación en las audiencias ante el Congreso sobre el ataque que sufrió el consulado estadounidense en Bengasi (Libia) el pasado 11 de septiembre, previstas para esta semana.

No obstante, la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, confirmó su participación, que según la cadena NBC será este jueves.

Feinstein ha aclarado que hasta el momento "no hay ninguna evidencia" de que haya habido una violación a la seguridad nacional con el asunto Petraeus.

Sin embargo, los agentes del FBI encontraron en el ordenador que la amante de Petraeus entregó voluntariamente documentación clasificada que este negó haberle facilitado.

En un discurso en la Universidad de Denver el pasado 26 de octubre, grabado en video y que varios medios han divulgado, Broadwell hace afirmaciones sorprendentes sobre el ataque en Bengasi en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.

El escándalo se ha ido extendiendo y ha afectado también al general John Allen, jefe militar de EE.UU. en Afganistán, cuyo nombramiento como comandante aliado supremo en Europa ha quedado en suspenso por presuntos vínculos con el caso.

Los primeros datos al respecto del FBI revelan que Allen mantuvo "comunicaciones inapropiadas" con Jill Kelley, amiga de Petraus y que dijo haber recibido correos electrónicos amenazantes de Broadwell.

En esos correos, enviados desde una cuenta anónima, Broadwell instaba a Kelley a poner fin a su comportamiento "demasiado amable" hacia Petraeus, al parecer porque sentía celos de ella.

El origen de la investigación la inició un agente del FBI amigo de Kelley, a quien esta contó que había recibido correos amenazantes anónimos, asunto que el agente derivó a la Unidad de Delitos Cibernéticos del FBI que comenzó a tirar de los hilos del escándalo.

Kelley pide protección diplomática

Jill Kelley, la mujer de Tampa, en Florida cuyas denuncias al FBI llevaron destapar el escándalo amoroso, ha llamado a la Policía en varias ocasiones para solicitar "protección diplomática", según grabaciones difundidas hoy por las autoridades.

Kelley, de 37 años y que según medios locales es "cónsul honorario" en Corea del Sur, ha llamado varias veces en los últimos días a la Policía para solicitar "protección diplomática" que sirva para alejar a la prensa de su vivienda en la citada ciudad, según las grabaciones.

En una de esas grabaciones se escucha a Kelley decir a un agente que ella es "cónsul honorario" y que tiene derecho, por el supuesto de "inviolabilidad", a que no se permita a los medios acceder a su propiedad.

En otras tres llamadas a la Policía realizadas el pasado lunes, una persona que se identifica como Kelley denuncia también que un periodista había entrado en su propiedad.

"Están tratando de abrir la puerta", dice en una de las llamadas Kelley.

Con información de EFE

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