Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Internacional | Medidas antipopulares ante la creciente crisis

Cameron cercena el estado de bienestar en Reino Unido

Drástica rebaja en las ayudas sociales para reducir el déficit golpea las viviendas protegidas, la justicia gratuita y el gasto sanitario

Por: EL INFORMADOR

El primer ministro británico, David Cameron, afronta serios cuestionamientos tanto en el Parlamento como entre los habitantes. AP /

El primer ministro británico, David Cameron, afronta serios cuestionamientos tanto en el Parlamento como entre los habitantes. AP /

LONDRES, INGLATERRA (08/ABR/2013).- La crisis de Europa alcanza ya lo más preciado de los ingleses. El estado de bienestar afronta en Reino Unido la reforma más drástica de su historia y las secuelas de ese paso las sufrirán los más desfavorecidos. La sociedad británica ha estado tradicionalmente orgullosa de un sistema que desde la posguerra conjuga la liberalidad de su mercado con una sólida red de prestaciones sociales.

El primer paquete de medidas aprobado por el Gobierno del conservador David Cameron con el objetivo de paliar el déficit público entró en vigor esta semana, con una rebaja de las ayudas a la vivienda social, a las familias más modestas en el pago de los abultados impuestos municipales o a los ciudadanos sin recursos para costear litigios ante los tribunales, junto a una remodelación de la gestión sanitaria donde primará el estricto control del gasto.

Más allá de las exigencias de una precaria coyuntura económica, los recortes defendidos por Cameron entrañan una filosofía que concibe el apoyo a los sectores más débiles como un lastre para la recuperación.

La reforma del Estado de bienestar es una decisión “justa” para incentivar el empleo, reducir la dependencia de la Administración de quienes “deberían regresar al mercado laboral” y “ayudar a quienes realmente lo necesitan”, argumentaban en una tribuna conjunta los ministros de Economía, George Osborne, y de Trabajo y Empleo, Iain Duncan Smith.

El artículo de dos de los pesos pesados del gabinete aparecía como una respuesta a la oleada de protestas que en las últimas semanas han tomado las calles de numerosas ciudades del Reino Unido, y que hace una semana recibió el apoyo de cuatro confesiones protestantes, incluida la influyente Iglesia reformada de Escocia, en su crítica a “la manipulación [de los conservadores] para perpetuar los mitos de la pobreza y justificar los recortes sociales”.

No sólo los más pobres, sino también las sufridas clases medias verán reducido su poder adquisitivo a causa de la merma de las ayudas sociales, denuncia la oposición laborista, en su esfuerzo por caracterizar al Gobierno de coalición que integran conservadores y liberaldemócratas como representante de los intereses de los más pudientes. Los presupuestos presentados a mediados de marzo contemplan una rebaja de los impuestos a ese sector, con una reducción adicional de las cargas fiscales a las rentas más altas que pagan un tipo hasta de 50 por ciento.

Mientras Duncan Smith alega que el Gobierno no pretende revertir el sistema de asistencia pública vigente en el último medio siglo, sino únicamente “gestionar” su insostenible crecimiento, muchas familias británicas se preparan para el escenario más negro. Aquel que, en los casos más extremos, apenas les reporta una ayuda de 53 libras semanales (80 dólares).

Entre el conjunto de medidas que han entrado en vigor este mes ha provocado especial contestación el llamado “impuesto del dormitorio”, que gravará a los residentes de una vivienda social si una de sus habitaciones está libre. Tal es el escrutinio al que se sienten sometidos los receptores de la asistencia del Estado británico de hoy.

El País

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ENCRUCIJADA

El premier pierde popularidad

LONDRES, INGLATERRA.-
A pesar de las publicitadas maniobras desde las filas conservadoras contra su liderazgo, ningún observador político se arriesga a vaticinar la inminente caída de David Cameron como cabeza del partido mayoritario en la coalición de Gobierno británico. El primer ministro, desde hace meses rehén del ala derecha de los tories, acaba de sancionar una reforma del sistema del bienestar en Reino Unido considerada insuficiente entre sus correligionarios más intransigentes, mientras el grueso de los ciudadanos asiste con aprensión a una retahíla de drásticos recortes en las prestaciones del Estado que puede tener consecuencias nefastas en el equilibrio social de Reino Unido.

El Cameron que cultivó un discurso centrista para imponerse en las elecciones de 2010, con un éxito ambiguo porque precisó de una alianza con los liberaldemócratas para hacerse con la llave de Downing Street, aparece hoy como un personaje atrapado entre dos fuegos. El de la imagen de “conservador compasivo”, firme en el control del gasto pero a la vez sensible ante las cuestiones sociales, que tanto necesita para revalidar su victoria en las urnas, y a la vez la de un gestor decidido a acabar con los “abusos” del Estado de bienestar, tal como reclama un sector intransigente y poderoso desde las filas tories. Ingredientes contrapuestos de una receta que no acaba complaciendo a nadie.

El País

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