Martes, 26 de Noviembre 2024
Internacional | Lech Walesa puso el ejemplo

Caída de dominós gigantes simboliza 20 años de libertad

Alrededor de 100 mil alemanes y algunos jefes de Estado celebraron la desaparición del Muro de Berlín, que permitió la reunificación de Alemania

Por: AFP

BERLÍN, ALEMANIA.- Bajo paraguas y cubierta de impermeables, unas 100 mil personas aclamaron la noche de ayer en el centro de Berlín el derrumbe de una serie de dominós gigantes coloreados para la celebrar así la caída, hace 20 años, del Muro de Berlín.

Poco después de las 21:00 horas locales, el público entusiasta pronunció una a una las letras de la palabra “libertad”, y los últimos dominós de poliestireno se derrumbaron a un lado y otro de la puerta de Brandenburgo iluminada, mientras estallaban fuegos pirotécnicos.

Un poco antes, el ex sindicalista polaco Lech Walesa, uno de los actores claves de la caída del comunismo, tuvo el honor de empujar el primer dominó de la serie.

La muchedumbre, calculada en 100 mil personas pese a la lluvia, se había congregado desde hacía horas en el centro histórico de la capital, entre Potsdamer Platz y el Reichstag, en el mismo lugar por donde pasaba el Muro que dividió a la ciudad entre 1961 y 1989.

El derrumbe en serie de los dominós gigantes, confeccionados y coloreados por miles de aficionados, cerraba un día lleno de símbolos y emociones. Una de las estelas incluso fue pintada por el ex presidente africano Nelson Mandela, emblema planetario de la lucha contra la opresión.   

La gran fiesta diplomática había comenzado antes con la llegada a la Puerta de Brandenburgo de los jefes de Estado y de gobierno de Europa, pero también del  presidente ruso Dmitri Medvedev y de la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton.  

Bajo el emblemático monumento, que durante décadas fue inaccesible al estar  circundado por el Muro, los principales dirigentes saludaron a la gente mientras sonaba la melodía “Wind of Change” (“El viento del cambio”), éxito del grupo alemán Scorpions que se convirtió en el himno de la Revolución pacífica de 1989.

“Casi todos los que vivieron esa época pueden acordarse de lo que hicieron y experimentaron ese día”, dijo la canciller Angela Merkel, radiante, mientras los rayos láser iluminaban el cielo de la capital.

“Para mí fue uno de los momentos más felices de mi vida”, agregó la dirigente, quien creció en la República Democrática Alemana (RDA) y sólo pudo entrar en política tras la caída del Muro.

“Es un día de fiesta, no sólo para Alemania, sino para toda Europa”, añadió la canciller 20 años después de la caída de un muro que puso fin a la Guerra fría y permitió la reunificación de Alemania y de Europa.

Bajo paraguas blancos, Merkel cruzó simbólicamente de este a oeste la Puerta de Brandenburgo, en compañía, entre otros, de los presidentes francés y ruso, Nicolas Sarkozy y Dimitri Medvedev, de la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton y del primer ministro británico, Gordon Brown.

Estaban representados unos treinta países, empezando por las antiguas potencias que ocuparon Alemania después de 1945: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y Francia.

Mientras Merkel abogaba por un nuevo “orden mundial” multipolar para resolver los problemas actuales como el terrorismo, invitando a Estados Unidos a ceder terreno a las organizaciones internacionales, Hillary Clinton llamaba a hacer nuevos esfuerzos para “derribar los muros” de la intolerancia religiosa.

Sarkozy urgió a “abatir los muros que en el mundo dividen aún ciudades, territorios, pueblos” y Brown pidió “el fin de la proliferación nuclear, de la pobreza extrema y de la catástrofe climática, gracias a la fuerza de los pueblos unidos en un esfuerzo común”.

Medvedev también hizo un llamamiento a “responder juntos a las amenazas actuales, a cerrar filas contra el terrorismo, a superar juntos la crisis que nos afecta”.

El presidente estadounidense, Barack Obama, sorprendió con un mensaje grabado en video. “Pocos de nosotros habrían podido predecir que un día la Alemania unida estaría dirigida por una mujer venida de Brandenburgo (ex RDA) o que su aliado estadounidense estaría dirigido por un hombre de origen africano, pero el destino humano es lo que los hombres hacen”.

Para Ursula Kerner, jubilada de 63 años criada en Alemania Occidental, la fiesta fue a la vez “muy bella y un poco triste”. “Esta idea de los dominós es un bello símbolo, pero al mismo tiempo nos regresa a la memoria tristes recuerdos”, dijo.

Antes, el público aplaudió calurosamente al tenor español Plácido Domingo cuando interpretó la marcha “Berliner Luft” (“Aire de Berlin”), compuesta en 1899 por el alemán Paul Lincke, y considerada el himno oficial de Berlin.

La jornada también se caracterizó por la formación de una cadena humana de cinco mil personas que reconstituyeron simbólicamente una parte del desaparecido Muro.

Angela Merkel, canciller de Alemania

La trascendencia de la reunificación


Antes de que sobreviniera la alegría por la libertad, sufrieron muchos, dijo la canciller, al referirse a las décadas anteriores a la caída del Muro. “Tenemos en nuestra mano también superar las fronteras de nuestro tiempo. La libertad no se logra por sí sola, sino que tiene que ser conquistada. La caída del Muro es un sueño hecho realidad y fue la hora verdadera mente feliz de los alemanes”.

“Celebramos el valor y la voluntad inquebrantable de miles de personas en la RDA pero también celebramos las transformaciones de nuestros amigos en el este y el centro de Europa que prepararon la caída del muro. Sabemos también lo que le debemos a Mijail Gorbachov y a su política de apertura en la Unión Soviética y a la política serena de Helmut Kohl y Hans Dietrich Genscher”.

Horst Köhler, presidente de Alemania

“Durante décadas, la gente ni siquiera podía acercarse al Muro de Berlín. Esa noche ( 9 de noviembre de 1989), la gente bailó sobre el muro y el mundo cambió”, dijo en su discurso en el palació de Bellevue. “En toda Alemania la gente se abrazaba y pensaba en toda la gente con valor, con perseverancia y sin violencia que había hecho posible una revolución pacífica en Alemania”.

Köhler subrayó que, aunque retrospectivamente se pueden encontrar muchas razones para la caída del muro de Berlín, el acontecimiento fue “un milagro” por haberse logrado sin que se derramase una sola gota de sangre. “Es algo que no hubiera sido posible sin el valor de mucha gente, sin hombres de estado con visión -como Mijail Gorbachov, Helmut Kohl y George Bush padre- y sin que interviniera la providencia”.

Testimonio

Cómo cayó el Muro hace 20 años


El Muro de Berlín cayó el 9 de noviembre de 1989 a causa de un anuncio, en parte improvisado, de un funcionario estealemán, Guenter Schabowski, que creyó que de esa manera podría salvar al régimen comunista de la República Democrática Alemana (RDA).

Eran la siete de la tarde del 9 de noviembre de 1989, cuando Schabowski, vocero del comité central del Partido Comunista estealemán (SED), anunció ante la prensa que se iban a otorgar visas “sin condiciones” para viajar o emigrar al extranjero.

“¿Cuándo”?, preguntó un periodista italiano.

“Por lo que sé... a partir de ahora”, respondió Schabowski, luego de dudar un momento y al parecer improvisando, frente a los canales de televisión que transmitían sus declaraciones en directo.

Los corresponsales de prensa se precipitaron hacia los teléfonos para anunciar: “Cayó el Muro”, mientras que los berlineses del Este abandonaban sus hogares para dirigirse a los puestos fronterizos.

“El 9 de noviembre podría haber terminado en un baño de sangre. Tuvimos mucha suerte”, dijo Schabowski, que hoy tiene 80 años y recuerda que en aquel entonces era un comunista comprometido.

“No era un héroe que estaba abriendo la frontera, en realidad actuaba para tratar de salvar a la RDA. La apertura del muro no era humanitaria, sino una decisión táctica adoptada bajo la presión popular”.

Schabowski fue expulsado del partido a principios de 1990 por su papel en la caída del muro.

En 1997 fue condenado por complicidad en la muerte por bala de ciudadanos  estealemanes que intentaban pasar la frontera.

Schabowski, indultado en el año 2000, es uno de los poco altos dirigentes comunistas de la RDA en haber admitido su  responsabilidad moral.

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