Internacional | Bagdad intenta recuperar el espíritu de diversión Bagdad; la vida después de la guerra La desaparición de los toques de queda y una simple salida nocturna, da nuevas esperanzas a los iraquís Por: EL INFORMADOR 26 de octubre de 2009 - 06:24 hs BAGDAD, IRAQ.- Los seguidores del ‘heavy metal’ siempre han destacado por sus desplantes. Pero el nombre que escogió Latef al Rawy para su grupo no buscaba la provocación. Sólo se inspiraba en la realidad cotidiana del país. “Lo quise usar desde que me enteré de la historia. Ocurrió en Bagdad en 2006. Encontraron un cadáver decapitado al que le habían colocado la cabeza de un perro. Imagino que el tipo había sido secuestrado por las milicias. Es una historia de las miles que podríamos contar”, explica el baterista que fundó la banda Cadáver con Cara de Perro. Son las mismas historias que tararearon los raperos del colectivo DZK (unas siglas que responden en inglés a Peligro Zona de Asesinos) durante su debut en el teatro de Bagdad. Uno de ellos, Ahmed Faruq, le dedicó una canción a su padre. Desapareció hace cuatro años. Una tragedia que han sufrido miles de iraquíes. “Desde ese día, me siento herido, la pena se convirtió en mi identidad. ¿Cómo puedo encontrar la paz?”, cantó Faruq con la voz entrecortada por la emoción. “Hablamos de secuestros, de jóvenes asesinados o del conflicto entre sectas”, precisa su compañero Hicham Sabah. Bagdad intenta recuperar el espíritu de diversión que le caracterizó hace años resucita poco a poco con la apertura de la diversión nocturna. Vida nocturna Son las 23:00 horas y el bar Khyam se encuentra abarrotado. Una escena impensable en 2006, cuando el toque de queda en la ciudad comenzaba a las 17.00 horas. Media docena de chicas se mueven bajo la melodía que lanza a gritos el cantante. “¡Guapa, no puedo soportar tu ausencia! ¡Morena, te quiero mucho! ¡Tienes que estar muy cerca de mí!”. Una de las mujeres, la más sugerente, viste una minifalda y una diminuta camiseta negra. Una vestimenta lo suficientemente reveladora como para fomentar los gestos rumbosos de un hombre mayor que no cesa de introducirle billetes entre el sostén. La mujer responde con un meneo de caderas que suscita el deleite de los presentes. “Estamos muy lejos del esplendor de antes, de la era dorada de Abu Nawas. En Bagdad llegamos a contar con más de 300 bares y ahora no somos ni una veintena. Pero reconforta ver cómo la gente se anima otra vez a divertirse. Estos últimos años vivíamos como en una cárcel, encerrados todo el día en casa”, aclara Saud Jalaf Suleiman, propietario del Khyam, el primer bar de este tipo que reabrió en Bagdad hace poco más de medio año. Un simple paseo por la avenida Abu Nawas permite apreciar cómo los clubes nocturnos se han multiplicado. ‘Me gustan los borrachos’ Suleiman es un veterano del negocio. Trabaja en este sector desde 1980. “Me gustan los borrachos, no mienten”. Pero no oculta que el cambio sufrido en Bagdad ha tenido que adaptarse a las inconstancias que rigen todavía en la población. El iraquí admite que sus 10 camareros guardan un pequeño arsenal junto a las botellas de whisky “para casos de necesidad”. “Es una amenaza real. Siguen asesinando a la gente que vende alcohol. Ya han matado a 12 miembros de mi familia desde 2003. Pero estamos hartos. Si vienen aquí, nos defenderemos a tiros. Esos fanáticos quieren que Iraq sea como Irán, pero no les dejaremos”. El retorno de los locales nocturnos ha propiciado ya las protestas de los partidos islamitas en un instante en la que estos últimos han conseguido incluso prohibir la venta de alcohol en la ciudad de Nayaf, referente espiritual de los chiíes. Contra la división sectaria Personajes como Haidar Abas Kadem, dueño de La Guitarra y de Ahlan wa Sahlan, defienden el supuesto efecto benéfico que sus negocios podrían tener para mitigar la división sectaria de la nación. “Estos bares están jugando un gran papel a favor de la unidad de Iraq. Aquí no preguntamos por la religión sino por la marca de whisky que te gusta”, afirma Haidar. La inauguración de La Guitarra contó con la presencia de casi un centenar de personas y una asombrosa acumulación de vehículos de alta cilindrada en las calles adyacentes. Abdala Ahmed fue uno de los jóvenes que no se perdió la fiesta de apertura. Volvió de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, hace ocho meses. Allí también era un asiduo de la noche. “Parece mentira, pero con Sadam (Husein) uno podía salir de fiesta hasta por la mañana. Después llegaron los americanos y empezaron a volar los clubes. Sólo ahora empezamos a respirar de nuevo”. Temas Medio Oriente Bagdad Lee También Capacitan a funcionarios en manejo de la fauna silvestre Iker Frangie, procurador ambiental Abu Dabi busca demostrar que es posible construir comunidades residenciales ecológicas Netanyahu advierte que el acuerdo en Gaza es un “alto al fuego temporal” Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones