RÍO DE JANEIRO, BRASIL (07/JUN/2017).- El pasado 12 de mayo Michel Temer cumplió su primer año como presidente, tras la destitución de Dilma Rousseff, y no ha logrado pasar los meses en blanco.Hace apenas unas semanas un testimonio lo había colocado —otra vez— en la mira de las investigaciones, ahora por intentar comprar el silencio del expresidente de la Cámara de diputados, Eduardo Cunha, sentenciado a 15 años de cárcel por corrupción, y ahora se convierte en foco de atención con el arresto de uno de sus aliados: el exministro de Turismo, Henrique Eduardo Alves, acusado de corrupción relacionada con la construcción de un estadio en Natal para el Mundial de 2014.El arresto se produjo poco antes de que el Tribunal Superior Electoral se reuniera para estudiar denuncias de que la boleta Rousseff-Temer recibió fondos ilegales durante la campaña de 2014. Dicha reunión se espera que dure tres días y que puedan emitir una resolución para esta semana.La detención también viene un día después de que la Policía federal le mandara a Temer una lista de investigaciones criminales en las que hay pruebas de que está implicado.“Temer está pendiendo de un hilo”, dijo David Fleishcher, profesor emérito de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia; pero eso ya lo definirá el Tribunal.
