Jueves, 26 de Diciembre 2024

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Se les fue vivo el copete

Por: Salvador García Soto

La última posibilidad que PAN y PRD tuvieron para intentar despeinarle el copete a Enrique Peña Nieto se perdió cuando, desde Los Pinos, respondieron con un rotundo “no” a la declinación de Luis Felipe Bravo Mena a favor de Alejandro Encinas en los comicios del Estado de México. La petición fue directa de Los Chuchos a la dirigencia nacional del PAN y ocurrió exactamente hace un mes. El PRD ofreció un doble trueque: “Guadalupe Acosta declina a favor de Martha Elena García en Nayarit, y el candidato perredista en Coahuila también declina por el panista Guillermo Anaya, a cambio de que Bravo Mena se retire a favor de Encinas”.
“No, en ningún caso, Luis Felipe no declina y va hasta el final”, fue la respuesta contundente que dieron en la casa presidencial a la propuesta de la cúpula perredista. Se cerró así cualquier posibilidad de intentar al menos presionar el virtual triunfo del PRI en el Estado de México, y de paso se canceló también una alianza de facto en Nayarit que hubiera puesto en jaque al priismo porque ahí sí, matemáticamente, la declinación de Acosta pudo haberle asegurado el triunfo a la panista Martha García. ¿Por qué se negaron en Los Pinos a negociar las declinaciones cuando ellos mismos promovieron ese esquema en Guerrero? Al parecer había un compromiso personal del Presidente Calderón con quien fuera su secretario particular para no exponerlo a una declinación que lo dejara como simple alfil y lo colocara ridículo. Bravo Mena habría pedido, cuando aceptó postularse por segunda ocasión como candidato a los comicios mexiquenses ante la ausencia de candidatos, no ser sacrificado y en Los Pinos le cumplieron. Aunque no está claro si con su lejano tercer lugar podrá evitar el ridículo. También hay quien afirma que en la negativa presidencial para que Luis Felipe declinara por Encinas, pesó la relación cercana del candidato perredista con Andrés Manuel López Obrador. “De beneficiar a López Obrador a beneficiar a Peña, es preferible lo segundo”, habría sido la lógica en la casa presidencial que, de ese modo, a querer o no, terminó por allanarle el camino a Enrique Peña Nieto, quien después del triunfo que se prevé el domingo por su candidato Eruviel Ávila, se enfilará directo, y sin obstáculos por ahora visibles, a la candidatura presidencial del PRI. Además, al cancelar las declinaciones, se emparejó también el camino para lo que puede ser un domingo en el que arrase el PRI en los tres estados que elegirán gobernador el próximo domingo. Salvo el caso de Nayarit que se cerró al final, con ventaja ligera para el candidato del PRI Roberto Sandoval, en Coahuila y Estado de México los últimos sondeos conocidos hacían prever un resultado que favorecerá a los abanderados del viejo partido, Rubén Moreira y Eruviel Ávila. En Nayarit podría producirse la única sorpresa de la jornada. La diferencia de cuatro a ocho puntos que daban los sondeos al candidato tricolor podría revertirse si se cumplen algunas condiciones: una participación masiva de votantes en las urnas, superior al 55% del padrón —el promedio histórico es de entre 48% y 50%— lo que beneficiaría a la candidata opositora; en cambio una menor participación aseguraría el triunfo del PRI. Al final, en Nayarit lo que definirá las cosas será también el duelo de estructuras y la capacidad que los dos candidatos tengan para llevar votantes a las urnas, algo que ellos llaman “movilización de votantes” pero que en realidad es un acarreo organizado de electores el día de los comicios. Por lo demás, en Coahuila con toda la estela de golpes bajos y campañas sucias que se dio de ambos lados —acusaciones de corrupción a los Moreira contra señalamientos de vínculos con el narco al panista Anaya y su familia— sería muy difícil que ocurrieran sorpresas, y todo indica que se concretará el plan trazado desde hace más de un año por el ex gobernador Humberto Moreira para entregarle el poder a su hermano Rubén. Pero de todas las elecciones del domingo la de mayor impacto político será sin duda la del Estado de México. El lunes arranca la campaña de Enrique Peña Nieto rumbo a 2012 y, aunque en política todo puede ocurrir y falta tiempo, no se ve cómo, ni de adentro del PRI ni del Gobierno calderonista puedan despeinar ese copete al que, por más expuesto que lo han tenido y por más que lo han intentado, no han podido moverle ni un pelo. NOTAS INDISCRETAS… A varios oficiosos que llegaron a buscarlo para convencerlo de que se sume a la campaña de Peña Nieto, el senador Manlio Fabio Beltrones los paró en seco: “No vengan a convencerme a mí, esperen los tiempos, yo no tendré problema en reconocer que Peña sea el candidato, pero primero tenemos que discutir en el partido para qué queremos volver al poder, cuál es la propuesta del PRI a la gente”. Cuentan que no fue uno los “acomedidos” que buscaron al senador para tratar de venderle a Peña la intermediación, pero todos fueron rebotados por el sonorense… La última propuesta de Guadalupe Acosta para declinar por la panista Martha García fue que declinaran los candidatos del PAN a favor del PRD en tres municipios: Tepic, Santiago y Bahía de Banderas. Cuando los panistas analizaban la propuesta, Acosta ya no esperó y canceló públicamente cualquier posibilidad de declinar: “Ni muerto declinó por ella”, dijo. Y es que dicen que el PRI operó en el ínter y con las artes de educción que los priistas dominan tan bien, convencieron a Guadalupe de olvidarse de la declinación… Los dados mandan serpiente. Mal tiro.

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