Ideas | “No me querían aquí” Por: Carlos Loret de Mola 29 de junio de 2011 - 02:00 hs “No me querían aquí” — ¿Crees que tu familia esté marcada por la tragedia? — Sí… (se queda pensativo)… bastante. Cuando tenía nueve años de edad su papá murió por la caída de un avión en Cuajimalpa, que arrasó con lo que encontró. A los 26, trabajando para la Policía Federal Preventiva (PFP), fue linchado en Tláhuac junto con sus dos compañeros de célula antiterrorista. A ellos dos los mataron. A Édgar Moreno Nolasco, casi. De los dos acontecimientos trágicos, su madre se enteró por televisión. Uno, mientras esperaba que su esposo regresara a casa tras manejar el “pesero” en la zona del avionazo. Otro, cuando lavaba y oyó de su hija un grito desgarrado: “¡Mamá, están golpeando a mi hermano!”. Era el 24 de noviembre de 2004 por la noche. Se transmitía en vivo el linchamiento de los tres agentes. El “sobreviviente de Tláhuac”, como le apodaron desde entonces, creyó que iba a morir en el kiosco de San Juan Ixtayopan cuando escuchó a uno de los pobladores —azuzados por bases de apoyo de grupos radicales que se vieron descubiertos por la autoridad— convocar a que lo apedrearan. Justo en ese instante, cuenta, sintió una mano en el hombro y se lo llevaron al hospital. El 24 de diciembre informaron a su madre que no pasaba la noche. Pero despertó el 31 y para los primeros días de enero ya había recordado el linchamiento y lo platicaba. En mayo salió del hospital, sus jefes de la Secretaría de Seguridad Pública Federal de Ramón Martín Huerta (qepd) lo enviaron dos semanas a Querétaro y después lo escondieron en Madrid a donde llegó sin contactos, viáticos ni hogar: “Me sentí como un trapo viejo: a ver, aviéntalo para allá, allá que se quede… no me querían aquí, no querían que hiciera ruido”. Lo dice mientras camina por las calles de Tláhuac, a donde regresó por vez primera tras siete años. Se acuerda: la escuela donde empezó todo, la pared donde lo estrellaron con las manos en alto, el lugar donde estacionaron su coche, el poste donde lo golpearon, las calles que recorrió apenas consciente cuando ya habían quemado a sus dos colegas, el kiosco. Tláhuac se volvió un polvorín político. El presidente Fox destituyó al titular de esa corporación, José Luis Figueroa, y al secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, a quien su jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, defendió y reinstaló en Desarrollo Social primero y la candidatura al Gobierno del Distrito Federal después. No había buen momento político para que Édgar Moreno Nolasco volviera a la escena pública: la disputa Fox-López Obrador, el desafuero, la campaña. Cuando lo llamaban a México, lo mantenían en casa de un jefe policiaco. La mayor parte del tiempo estaba en Madrid, ilocalizable. En la recta final del sexenio pasado, cuando Tláhuac y la salvajada de dejar a tres policías morir por miedos políticos se olvidó ante otros escándalos, regresó a la Secretaría de Seguridad Pública Federal a trabajar como ingeniero, y ya con García Luna de titular le tendieron puente de plata a España —donde nos concedió otro pedazo de entrevista— como enlace de la nueva Policía Federal. Nada se sabía de él… hasta ahora. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones