Jueves, 26 de Diciembre 2024

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Los manipuladores II

Por: Gabriela Aguilar

Los manipuladores II

Los manipuladores II

En los pasados comicios electorales en Jalisco donde se eligieron a los actuales presidentes municipales, una de las asesoras de imagen más destacadas de Guadalajara me platicaba de sus clientes que le agrandaban su cartera cada tres años. “Llegan desesperados a la oficina y lo peor de todo es que muchos me pagan y hacen lo que se les pega su gana”. Ella dice que uno de los errores más grandes que cometen es querer “enganchar” al pueblo con una imagen sencilla a través de… una cachucha. Sí, ellos creen que poniéndose ese artículo sport en la cabeza su imagen se acercará a la gente, al grado de obtener la simpatía de los futuros votantes tal y como lo hizo un candidato a diputado federal. Esta misma mujer se ha preparado para lo que será “su temporada alta” y más de alguno ya lo está solicitando: estrategias que incluyan expresión verbal, asesoría de vestuario, colores y también programación neurolingüística para conocer en qué parte se va a colocar el candidato o candidata, con qué velocidad hablará, cómo impactará más el hemisferio cerebral izquierdo o el derecho de las personas, etc. Gastan miles, incluso millones de pesos para dejar en manos de expertos estas “técnicas de motivación” o “estrategias de mercado”. “¿Son manipuladores entonces?” Le pregunté a un psicólogo y su respuesta fue muy clara: “Si los fines con los que están realizando estas acciones son personales y de enriquecimiento, si van encaminados a ganar adeptos y luego desconocer las necesidades, definitivamente son estrategias no sólo de manipulación, sino de engaño y control”. Por eso, la próxima vez que escuche que alguien se refiere a un político como “influyente” entre las masas, nada más acuérdese que la diferencia entre influencia y manipulación radica en quién resulta beneficiado. El modus operandi de un manipulador, según la psicóloga Gloria Husmann y la socióloga Graciela Chiale, consiste en evitar dar información íntima de sí misma, pero está ávida de conocer la intimidad de los otros. Sabe que el que posee mayor información tiene el poder. Actúa desvalorizando y culpabilizando a los otros, y lo que me parece escalofriante: “construye una ilusión, la de ser superior a los demás y el peligro radica en que está convencido de que esa ilusión es real”. La semana pasada hablaba de formar un frente común ante estos manipuladores que son, y algunos aspiran a ser, nuestros representantes. Más que la queja de nuestra parte, es la acción. El psicólogo me sugería la integración de foros informales en la familia o con los amigos para conocer las diferentes corrientes de opinión que permitan normar un criterio. Documente todo, conozca trayectorias, iniciativas, si firmó acuerdos verifique si cumplió, aprovéchese del internet. Los expertos coinciden en que las víctimas de los manipuladores (la ciudadanía, pues) dicen SI cuando en realidad quieren decir NO. Éste es un proceso, la manipulación es como un mecanismo que hay que desarticular, requiere paciencia y sobre todo constancia. Si ellos, los manipuladores pueden, ¿a poco nosotros no?

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