La queremos mucho. Es como una tía de esas feas, feas en serio, que todos tenemos, pero que gracias al cariño se nos olvida lo evidente. Si alguien dice que La Minerva es hermosa, evítenle la prueba de alcoholemia: está borracho. Lo que es bello es el espacio, la fuente que diseñó el arquitecto Julio de la Peña para entroncar lo que entonces era la carretera al Poniente, la de Nogales, con la del Sur, que en aquellos días era la salida a la capital.Con los años y el crecimiento de la ciudad hacia el Poniente, La Minerva se convirtió en el paso obligado, luego en el crucero más conflictivo, posteriormente en un punto de referencia y finalmente en el lugar de encuentro. La primera vez que lo tapatíos tomaron la Minverva fue en el mundial México 86. En el mundial del 70 las caravanas de autos con banderas de México y Brasil iban y venían por Vallarta desde el Centro hasta La Minerva, pero fue hace 30 años, tras el triunfo de Brasil sobre España uno a cero el primero de junio de 1986 (el árbitro se tragó un golazo de Michel que hubiera dado el empate a la Roja) que los tapatíos se volcaron a celebrar en La Minerva. Se armó un batucada y una bañada de tal magnitud, que un reportero de L´Équipe, que observaba temeroso desde el Hotel Fiesta Americana donde estaba la sala de prensa publicó: “Guadalajara se ha volcado a las calles a festejar desordenadamente el triunfo de Brasil, poniendo de manifiesto la precaria situación política y el descontento que vive el país”. El periodista francés no entendió nada; tampoco los tapatíos sabíamos que aquel día comenzaba la extraña tradición de festejar en La Minerva.Un año después, en el verano de 1987 las Chivas rompieron 18 años de sequía y se coronaron en una épica final frente a Cruz Azul. La reunión espontanea fue en La Minerva que desde entonces ha sido el punto para festejar los (escasos) campeonatos rojiblancos. Al siguiente año, el 6 de julio de 1988, el PAN obtuvo su primer gran triunfo electoral en Guadalajara y su celebración fue en la misma glorieta. Ya no hubo regreso: el lugar de festejos en Guadalajara, cualquiera que sea el pretexto, gane PRI, PAN o MC; las Chivas, los Tecos o la Selección Mexicana, es La Minerva (el Atlas es la excepción, no sólo porque no gana sino porque su lugar de celebración hipotético es la Glorieta de los Niños Héroes).Restaurar La Minerva no es un gasto superfluo. Su valor no es estético y quizá tampoco artístico, es simbólico. En el jardín de la tía fea donde celebramos todo lo que nos es importante.