Jueves, 26 de Diciembre 2024

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La CFE y su inexplicable “voluntad”

Por: Gabriela Aguilar

La CFE y su inexplicable “voluntad”

La CFE y su inexplicable “voluntad”

Justo cuando nos dicen que México tiene 52 millones de pobres, cuando la realidad que se vive a diario en este país rebasa cualquier declaración o cifra, que vengan y nos quieran marear con una campaña publicitaria incongruente como actualmente lo hace la Comisión Federal de Electricidad (CFE), es demasiado. Ofende, atenta contra cualquier persona que ha perdido su tiempo y soportado malos tratos en esta dependencia que presume lo que no es con publicidad falsa. Razón suficiente para interponer una queja ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), pero sería inútil, porque a pesar de tener el lugar número uno de quejas en esa dependencia —en Jalisco como en todo el país— no cambian, sigue igual su servicio: ineficiente y caótico. En el comercial de radio que dura casi 30 segundos, con un fondo musical de orquesta y coros que logran un momento triunfalista y glorioso, el locutor de voz imponente y grave dice: “Einstein una vez dijo: hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía… la voluntad. Compartimos ese pensamiento con nuestra voluntad de crecer, de adaptarnos para coexistir, renovar nuestro pensamiento… CFE una empresa de clase mundial”. De entrada, el pobre Albert Einstein debe estar revolcándose en su tumba nada más de saber que su nombre es empleado de esta forma. ¿Voluntad? Hablan de ella porque seguramente la palabra se escucha bonito. La Real Academia Española la define como “intención, ánimo o resolución, gana o deseo de hacer algo”, y me parece que está muy alejada de la situación. Basta con que caiga una fuerte tormenta, se vaya la luz y “los de la comisión” tarden en contestar un reporte, mucho más en llegar y arreglar el problema, o también es suficiente con ir a uno de sus centros de pago para conocer a los burócratas prepotentes que se sienten poderosos por estar detrás de un mostrador atendiendo a la gente según su estado de ánimo. ¿Ésa es la voluntad, según la CFE? Y de antemano una disculpa por generalizar, seguramente como en todo habrá algún lado bueno, pero desafortunadamente yo no lo conozco. Al igual que otras tantas personas que trabajan, decidí hace un par de semanas acudir a pagar “mi recibo de la luz” a un cajero automático por la facilidad de horario y la recepción del pago. No funcionaban los dos que están dentro de un centro comercial. Estaban inertes y de adorno con una leyenda en la pantalla que decía “fuera de servicio”, regresé la noche siguiente, seguían igual hasta que en el tercer intento preferí hacer una fila de 45 minutos para evitar la suspensión del servicio. Ahí, las quejas eran las mismas y constantes: incrementos en los cobros sin motivo aparente, aplicación de cuotas extraordinarias, solicitud de reconexiones, “mordidas” para evadir los cortes de luz… y aún así quieren hacernos creer sobre su “renovación de pensamiento”. Estamos ante un caso de la llamada publicidad engañosa, de un fraude y del lado oscuro de la burocracia que por más que intenta esconderse, continúa enraizada y presente hasta en un comercial de radio o televisión.

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