En sus primeros años de vida, las colonias españolas en América lograron recibir a intelectuales y artistas de altísimo nivel, educados en las mejores instituciones culturales de la época. Junto a excelentes escritores como Francisco Cervantes de Salazar y Diego Valdés, llegó a México Hernando Franco, el primer compositor de música colonial en tierra mexicana del cual se conservan obras completas. Nacido en Extremadura (España) en 1532, después de haber recibido una educación musical en la Catedral de Segovia, Franco, como muchos españoles de la época, decide probar suerte en 1554, acompañando a Nueva España a su protector, un tal Mateo Arévalo Sedeño.En tierras americanas sabemos que trabajó en Guatemala hasta 1574 para luego ser nombrado maestro de capilla de la Catedral de la Ciudad de México, puesto que conservará hasta su muerte ocurrida en 1585. Más allá de esta serie de fechas y datos, indudablemente esenciales para entender esta figura histórica y musical de Hernando Franco, vale la pena analizar más a fondo a este compositor, hoy tristemente dejado a un lado en nuestros estudios musicológicos.El lenguaje musical de Franco, cuyas obras pueden ser escuchadas en YouTube sin problema alguno, es un hermoso y original ejemplo de la polifonía española del Siglo de Oro, siglo protagonizado por tres gigantes como Cristóbal Morales, Francisco Guerrero y Tomás Luis de Victoria.Con ellos la música española alcanza niveles nunca jamás alcanzados antes, gracias a la hermosa tensión dramática y mística y a la complejidad polifónica típicamente flamenca (técnica que combina dos o más voces en una misma pieza musical) del primero, y a la religiosidad musical más amable, popular e inmediata de los últimos dos. Fascinantes elementos que parecen encontrar en Hernando Franco una síntesis muy original.El objetivo de la Corona Española en las colonias era, por un lado, el de convertir y educar a los indígenas y, al mismo tiempo, el de poner las bases para un firme desarrollo musical. Franco responde perfectamente a estas exigencias políticas y culturales con una música culta, fiel a los grandes modelos europeos, rigurosamente polifónica pero al mismo tiempo amable, accesible y clara. Sus Misas, sus Antífonas, sus Himnos religiosos son un delicado y refinado ejemplo de como el misticismo y la profunda religiosidad de la Contrarreforma pueden encontrar un camino ágil y sencillo para poder comunicar no solamente con los laicos, sino también, y sobre todo, con los indígenas, con culturas totalmente diferentes de la occidental.Con Hernando Franco la cultura musical europea, tan tradicional y severa, por primera vez en la historia, supera sus fronteras para acercarse a otras culturas: abre sus puertas al Nuevo Mundo para, lentamente, cambiar y dar vida a otra aventura musical. Independiente y autónoma.
