Jueves, 26 de Diciembre 2024

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— Kafkianas

Por: Jaime García Elías

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El tópico dice que “Si Kafka hubiera nacido en México, sería escritor costumbrista”. Un corolario del tópico en cuestión podría ser éste: “Si Kafka viviera hoy en Guadalajara, sería... periodista”. —II— El vocablo “kafkiano” ya ha sido legitimado por la Real Academia. Por la semejanza que pudieran tener con los relatos del escritor checo de la primera mitad del Siglo XX, se da ese calificativo a situaciones absurdas o angustiosas. Los modelos clásicos de ese estilo se encuentran en “Metamorfosis”, donde el personaje despierta una mañana convertido en una cucaracha, y “El Proceso”, donde el protagonista, sin razón aparente, es sometido a un juicio. En ambos casos, los hechos parecen creíbles porque son referidos con absoluta naturalidad. Kafkianas, por tanto, en toda la extensión de la palabra, son las notas periodísticas que en Guadalajara se han vuelto el pan nuestro de cada día, pero que (si alguien se ofende... peor para él) en un conglomerado social civilizado parecerían disparatadas, cuando no, de plano, aberrantes... Por ejemplo, el desparpajo con que el secretario de Vialidad, para efectos estrictamente propagandísticos, se hizo fotografiar, escoltado por un par de guapas modelos, en el momento de cortar el “listón inaugural (azul, para que el ciudadano lo recuerde la próxima vez que acuda a votar) de una pretendida ciclovía adosada a las obras de repavimentación de la glorieta Minerva; dos días después, la celeridad con que el Ayuntamiento de Guadalajara hizo borrar las franjas que delimitaban y los logotipos que identificaban la seudo-ciclovía. O el contraste entre la premura con que el mismo Ayuntamiento difunde la información sobre el avance de la “obra pública” en que tiene comprometidos sus mejores afanes, y el malestar —rayano en la ira— con que los vecinos se declaran víctimas indefensas de arbitrariedades de la autoridad. Como los merolicos que invitan a ver bailar la calaverita (“a la una..., a las dos..., a las personas que adquieran este medicamento...”), los funcionarios públicos garantizan que “de esta obra pública saldrán beneficiados... todos los sobrevivientes”. Los vecinos —hombres de poca fe— sostienen que, como sucedió en la administración anterior con la renovación de calles y banquetas del primer cuadro, son desproporcionadamente mayores las calamidades que las bondades que las obras en cuestión les reportan. —III— De ahí, pues, el casi obligado corolario —al más puro estilo Jalisco— a la aseveración de que “Si Kafka hubiera nacido en México...”, etc.: “Si Kafka viviera hoy en Guadalajara... sería periodista”.

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