* Incógnitas

* “Inédito” de ninguna manera —ya se comentó en días pasados—, porque hace seis años hubo una conquista del mismo jaez, a cargo de la Selección que tenía a Giovani dos Santos y Carlos Vela como figuras (y tanto así que ambos salieron volando rumbo a Europa, donde han hecho toda su carrera como profesionales) y a Chucho Ramírez como comandante en jefe. “Sorpresivo, tampoco... A nivel de selecciones nacionales, algunas de categoría juvenil, que tuvieron a Diego Mercado como timonel y a Joaquín Badillo como dirigente de la Federación Mexicana de Futbol comprometido hasta el tuétano en la empresa, alcanzaron títulos y reconocimientos en torneos internacionales de su nivel disputados en Cannes y Toulon, Francia. A nivel de equipos profesionales, una camada del Atlas, comandada por Javier Novello (que en gloria esté), hace varias décadas, aun sin conquistar títulos (“La maledizzione rossonera”, diría Rigoletto) se ganó a pulso el mote de “Los Niños Catedráticos”. * Tanto Novello, primero, como Mercado, después, coincidirían en sus apreciaciones: mientras el futbolista mexicano conserva un espacio para la humildad, es capaz de llegar a las metas que se proponga; cuando cree que ya está de vuelta, que lo sabe todo, y cuando está convencido de que el mar es poca cosa para hacer unas gárgaras, afloran, resplandecientes, sus limitaciones, sus complejos, sus atavismos ancestrales. En el caso de la Selección Sub-17 que hace semana y media llegó hasta los cuernos de la luna, la incógnita estriba en si sus mentores, en los equipos a que pertenecen los jugadores, aciertan a tomar las medidas pertinentes para que su proceso de maduración como futbolistas (y, sobre todo, como personas) continúe de manera gradual..., y si ellos mismos aceptan que aún están en el camino, pero aún no llegan a la meta. * Colofón: alguien, sabiamente, advirtió que “Un gran hombre se recupera fácilmente de un fracaso; un hombre pequeño, en cambio, jamás se recupera de un triunfo”.