La implementación del Plan Integral para el Manejo de Inundaciones (PIMI) registra avance de 68%, con cinco obras concluidas de 12, que son el Canal Atemajac tramo I, que va de Federalismo a Alcalde; el Colector Pluvial Acueducto; el Colector Felipe Zetter; el Sistema Pluvial El Deán y el Colector Pluvial Copérnico. Uno que destaca por su gran avance (99%) es el Colector Pluvial Aviación; los demás que se realizan son: el Colector Pluvial Arcos del Milenio (en la foto y con avance de 60%), el Colector Pluvial Loma Bonita, el Sistema Pluvial San Rafael; el Canal del Sur, en El Deán; Arroyo Atemajac, tramo II Alcalde-Periférico; y el Colector Pluvial López de Legazpi.El batiente de la entrada de la casa de la señora Raquel Ortega crecía cada año en El Deán y las inundaciones la obligaban a elevarlo para que no se les metiera el agua. “Había noches que calientito ya que estaba uno y de repente ya acostado en el agua, pues brincaba uno. Tenía siete chiquillos y todos empantanados de pura agua. Gracias a Dios parece que ya no se nos va a inundar”.Aunque siempre ha sido una demanda ciudadana de la zona por las inundaciones que se presentan cada temporal, no estaban en la agenda de obra pública hasta la implementación del Plan Integral para el Manejo de Inundaciones (PIMI), del que forma parte El Deán.En general, los 12 proyectos presentan 68% de avance.El PIMI fue anunciado en marzo de 2016 por el gobernador del Estado, Aristóteles Sandoval. El presupuesto asignado para la obra de esta primera etapa fue de 800 millones. Los 12 proyectos fueron elegidos de los principales puntos conflictivos en la Zona Metropolitana de Guadalajara.Uno de ellos es el Colector Pluvial de Arcos del Milenio, que pretende solucionar las inundaciones de más de medio metro que se generan en cada tormenta. Otro es el Sistema Pluvial El Deán que consta de colectores y la ampliación del vaso regulador. Actualmente ya se concluyeron cinco de las doce obras: el Canal Atemajac tramo I, que va de Federalismo a Alcalde; el Colector Pluvial Acueducto; el Colector Felipe Zetter; el Sistema Pluvial El Deán y el Colector Pluvial Copérnico, informó Alejandro Gutiérrez, director Técnico del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA).Otros con gran avance son el Colector Pluvial Aviación, que se encuentra a 99% de construcción; el Sistema del Arroyo Atemajac, tramo II Alcalde-Periférico 67%; el Colector Pluvial Arcos del Milenio, que está a 60%. En menor grado el Colector Pluvial Loma Bonita, que comenzó en enero y lleva 30% de avance; y el Sistema Pluvial San Rafael, que aunque está a más de la mitad, está detenido debido a un juicio de amparo interpuesto por los vecinos.Las obras con los menor avance son el Canal del Sur, en El Deán, que lleva 8% pero que comenzó en febrero pasado; y el Colector Pluvial López de Legazpi, que arrancó apenas el 19 de marzo.La forma en cómo ha sido urbanizada el Área Metropolitana de Guadalajara, que en gran parte de los casos no ha tomado en cuenta el ciclo natural del agua y el entorno físico, ha sido el principal factor por el cual se general las inundaciones, expuso Alejandro Gutiérrez, director Técnico del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA).“Las inundaciones son efecto de un conflicto de voluntades: la ciudad y la naturaleza. En el Valle de Atemajac, sobre la cual se asienta la mayor parte del Área Metropolitana de Guadalajara, figuran diversas cuencas: Río Blanco, Arroyo Hondo, El Caballito, Atemajac, San Juan de Dios, San Andrés, Osorio y San Gaspar. Sobre la cuenca destaca que los temporales pueden causar serios problemas urbanos”.Uno de los más emblemáticos y conflictivos casos es el de la Cuenca San Juan de Dios, de la que forma parte El Deán.Los escurrimientos que bajan desde el Cerro del Cuatro, Miravalle y la Zona Industrial se dirigen hacia el área más baja, en El Deán. Tiempo atrás se hubieran conducido hacia cauces naturales. Pero ahora, el agua permanece en la superficie y se concentra en el Parque Liberación, donde ha causado grandes daños.Otro factor es la basura que la gente tira en la vía pública. Cuando llueve ésta es arrastrada por el agua hacia las bocas de tormenta, canales pluviales y demás y las tapa; también se acumula dentro de los canales lo que merma su capacidad por lo que año con año se deben desazolvar.La alternativa propuesta por el SIAPA y gobiernos municipales y otras dependencias es la construcción de colectores que separen el agua de lluvia de la del drenaje. También sistemas pluviales como vasos reguladores que capten el agua que ya no se filtra ni se puede conducir por los extintos cauces naturales, la cual luego es drenada cuando las tuberías ya no están saturadas.LA VOZ DEL EXPERTOArturo Gleason (académico de la Universidad de Guadalajara)Aunque el Plan Integral para el Manejo de Inundaciones (PIMI) busca evitar los conflictos que se generan en la ciudad tras las tormentas, no soluciona de fondo el problema que las genera, al no permitir que las precipitaciones pluviales sigan su ciclo: que el agua de lluvia sea absorbida por el subsuelo y que el resto vaya a cauces naturales como los ríos, señaló Arturo Gleason, académico de la Universidad de Guadalajara.Contrario a esto, el objetivo del PIMI es desalojar el agua de lluvia lo más rápido que se pueda por sistemas de dren que terminarán en la barranca y el agua dulce terminará en el mar en lugar de infiltrarse en los mantos freáticos del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG).La tendencia actual del manejo del agua en el AMG indica que la escasez será inminente en los próximos años, por lo que se requiere una reconversión para transformarla en una ciudad sensible al agua que permita el manejo adecuado del ciclo de este recurso natural, consideró Gleason.A decir del académico, son dos aspectos los que se deben tomar en cuenta, el ciclo del agua y el manejo artificial, que es la red hidrosanitaria de las urbes. “Ambos sistemas tienen que integrarse”.Lo primero es un sistema de monitoreo que mida las precipitaciones pluviales, uno que mida los escurrimientos para saber cuánta de esa se va a los drenajes.Y un sistema de medición de aguas subterráneas que nos diga cuánta hay, su calidad, cuánta se extrae y cuánta ingresa en cada lluvia.El investigador estima la inversión entre 200 y 300 millones de pesos.“Y ni lo pondría en opción, ¿por qué en un recurso tan importante hay todavía estos vacíos en la agenda pública?”, exclamó.