Sábado, 26 de Abril 2025
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Entretenimiento

Guadalajara vibra con el festival PortAmérica Latitudes

Gastronomía para todos los paladares, música para todos los gustos y un ambiente extraordinario reinaron durante la jornada

El Informador

El calor del sol caía inclemente, pero eso no detuvo a los cientos y cientos de tapatíos que se dieron cita la tarde de ayer en el festival PortAmérica Latitudes, en el contexto de la Feria Internacional de la Música en Guadalajara, en una fiesta de color y de vida que se apoderó del Centro Cultural Universitario.

Fue un día soleado, caluroso, y las temperaturas estaban en su punto máximo en el cielo cuando Camila Fernández, hija de Alejandro Fernández, salió al escenario e hizo gala de su voz y de todo el talento de su dinastía, arrancando con “Dime qué se siente”, y jugando con el público femenino: “No le vayan a dar ganas de llamar a los cucarachos”, bromeó. “Para mí es un honor cantar aquí en Guadalajara, mi tierra”. Su repertorio, una mezcla de regional mexicano contemporáneo y pop, e incluso un cover de “No me queda más”, de Selena, y “Un millón de primaveras”, de su abuelo Vicente Fernández, mantuvo a todos los asistentes cantando y meneando las cabezas. Camila Fernández finalizó su aplaudida presentación con dos canciones más de su abuelo: “Volver, volver”, y “El rey”.

Camila Fernández. La cantante hizo gala de su potente voz. EL INFORMADOR/A. Navarro
Los asistentes al festival pudieron saborear diversos platillos. EL INFORMADOR/A. Navarro

Una tarde llena de música y gastronomía 

Hileras e hileras de personas aguardaban en las jardineras y las sombras escasas, en los asientos del Ágora Jenkins. Jóvenes, adultos, parejas, amigos y solitarios felices. Poco a poco la plazoleta comenzó a abarrotarse. La explanada de la Plaza Bicentenario se llenó de conversaciones y de música, de gente bailando, bebiendo cerveza y tomándose fotografías, cubriéndose del sol con paraguas y el dorso de la mano, y los rostros enrojecidos por la resolana. Había sombreros, atuendos extravagantes, vestidos floridos.

Para aquellos a los que la música les desordenó el hambre, había todo un manjar gastronómico en la zona de food trucks, y un deleite para los paladares más finos en la zona del ShowRocking. Pues, a la par de la música, el festival PortAmérica Latitudes también celebró la alta cocina, con diversas propuestas de los mejores chefs de Iberoamérica, que complacieron a los apetitos más exigentes mientras la música reverberaba bajo el sol intenso. 

Hubo gente que vino de otras partes de la República. Martín Jiménez, de 27 años, viajó desde Michoacán con el propósito único de ver a una de sus cantantes favoritas: Mon Laferte. “No me la podía perder, vi que iba a estar aquí en Guadalajara y no me la pensé dos veces, es la primera vez que voy a verla”, compartió.

Anahí Ramírez, de 25 años, se dijo feliz de que a Guadalajara lleguen eventos tan variados. “Yo vine a ver a Little Jesus, me gusta mucho que la ciudad tenga tanta oferta musical”, dijo.

Little Jesus. La banda puso a bailar a los asistentes al festival. EL INFORMADOR/A. Navarro

Little Jesus llenó de sabor, música y baile al Centro Cultural Universitario, a la par del crepúsculo que refrescó los ámbitos de la Plaza Bicentenario, cuando el sol comenzó a descender, y puso a cantar a todos los asistentes con sus canciones suaves de amor y potentes guitarras, suscitando los abrazos y los besos de los enamorados, y los aplausos de la muchedumbre complacida. El atardecer coincidió con el show de NSQK, que, irreverente, lenguaraz y carismático, llenó de euforia a la audiencia, en especial al público más joven. Con su hit “309”, los tapatíos corearon a gritos este himno al desamor. “El público de Guadalajara es increíble”, aseguró el cantante, cuyas letras fáciles de dolor y corazones rotos resonaron sin problemas en las nuevas generaciones. NSQK interactuó con el público, bebiendo cerveza y tequila que le entregaban los fanáticos, y se despidió del público apresuradamente, bromeando que él también quería disfrutar del show de Mon Laferte. 

NSQK. El originario de Monterrey ofreció una presentación irreverente y llena de euforia. EL INFORMADOR/A. Navarro
Mon Laferte. La cantante chilena realizó un repaso por todos sus éxitos. EL INFORMADOR/A. Navarro

Arrasa Mon Laferte 

El gran momento del festival, en efecto, llegó con Mon Laferte, ya cuando la noche había caído y habían aparecido las estrellas, y en medio de aplausos y gritos eufóricos la chilena abrió su presentación entonando “Tenochtitlan”, ya cuando la Plaza Bicentenario era un avispero de vida, baile y calor con una media luna de telón de fondo. La cantante resplandeció en el escenario con su cabello platinado y un escotado vestido rojo. Le siguió “Tormento”, “Aunque te mueras por volver” y “Mi buen amor”. Con “Préndele fuego”, Mon Laferte encendió la noche con sus icónicos bailarines en traje y mallas; los asistentes corearon, bailaron y gritaron, llenaron el viento de chiflidos y aplausos. La chilena agradeció al público tapatío: “¡Arriba Guadalajara!”, exclamó. Tras un viaje musical de sonidos latinos, dolor, amor y pasión, la noche entera se llenó de cantos al unísono en uno de los instantes más aplaudidos de PortAmérica Latitudes. 

En ese punto algunos asistentes comenzaron a retirarse para alcanzar transporte público, y emergieron al Periférico tomados de las manos, sonrientes, todavía con las letras de las canciones adheridas entre los labios.

PortAmérica Latitudes también presentó a Los Ángeles Azules, agrupación que llenó a la noche de ritmos y de cumbia, y puso a todo el mundo a bailar.