Luego de la pandemia por el COVID-19, que supuso desafíos no vistos con anterioridad, los museos de Jalisco han experimentado una recuperación constatable en sus cifras de visitas, pues de acuerdo con el Organismo Público Descentralizado (OPD) de Museos, Exposiciones y Galerías (MEG) del Gobierno estatal, de 2020 a 2022 éstas aumentaron en el total de recintos de 84 mil 776 a 305 mil 774, casi cuatro veces; es por eso que, para el futuro, la cuestión es atraer más público y adecuarse a las nuevas herramientas tecnológicas, como son las redes sociales.En estos términos, Susana Chávez Brandon, directora del Museo Cabañas, señala que esta administración “atípica” no desestima hacer reajustes para “seguir adelante”, pero siempre han buscado “pensar de otra forma las funciones de un museo y sus formas de trabajo”, porque se trata de “un modelo que ya no se ajusta a la sociedad contemporánea, pues las audiencias buscan otra clase de espacios”, de ahí que “todos somos parte de una comunidad y lo que intentamos es atraer la mayor cantidad de público posible”.La idea anterior conecta con la opinión de la directora del Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Maribel Arteaga, quien habla de “compartir el concepto de un museo ‘vivo’, es decir, que el público se involucre directamente en el recinto con nuestras activaciones”, ya que los visitantes “han sido desde siempre parte activa en el diseño de la oferta del museo”, lo que significa hacer uso de redes sociales para “propiciar nuevos contenidos” para continuar “conectados con la gente, impulsar públicos nuevos y ser accesibles a la comunidad”.De esta forma, la titular del OPD del MEG, Miriam Villaseñor, destaca que para conseguir estos objetivos, desde 2020 han “trabajado con una visión compartida entre todos los miembros del equipo, y no hay duda que los museos -en especial tras la pandemia- deben estar abiertos al diálogo”. Jalisco registró una asistencia de 647 mil 175 visitantes, según los resultados de la Estadística de Museos 2021 que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El Estado se ubica detrás de la Ciudad de México, Nuevo León y Guanajuato que concentraron el 58.2% del total de visitantes; estas Entidades recibieron, cada una, una afluencia superior al millón de usuarios. Las estadísticas del 2022 serán dadas a conocer en mayo de 2023. Actualmente, en las tierras jaliscienses existen 76 museos, según los últimos datos del Instituto de Información Estadística y Geográfica (IIEG) de Jalisco.Tras la apertura de los recintos culturales que cerraron por la contingencia sanitaria, ahora el reto para los directores y otros funcionarios involucrados con los museos en Jalisco es crear estrategias que permitan atraer más público y ofrecer un mejor servicio; y es en este punto que las cabezas de los museos de Jalisco se encuentran trabajando para registrar las fortalezas y debilidades de cada recinto y con ello planear un mejor futuro, tal y como lo está haciendo el Organismo Público Descentralizado (OPD) de Museos, Exposiciones y Galerías (MEG) de la Secretaría de Cultura (SC) de Jalisco.Cabe señalar que poco tiempo después de que la dependencia encargada de los museos en el esquema de la SC estatal se convirtiera en un OPD, la pandemia tocó tierra en la entidad con intensidad inesperada; luego Miriam Villaseñor se convirtió en la primera directora del OPD y, en pleno 2020 de la contingencia, tomó el toro por los cuernos.La directora de MEG relata a esta casa editorial que “el hecho de que la mayoría de los espacios estuvieran cerrados por la contingencia, me permitió hacer un levantamiento del estado de cada uno de los museos respecto a la infraestructura, las colecciones, las exposiciones, el personal, y eso lo agradezco pues esa oportunidad permitió un diagnóstico rápido para visualizar por dónde íbamos a empezar”.La funcionaria establece que lo primero que hizo fue “seguir las recomendaciones de la Secretaría de Salud (SSJ), privilegiando las actividades al aire libre, algo que resultó sencillo en el caso de Guachimontones, pues casi todo ahí es al aire libre”. También realizó eventos en el Ex Convento, “se diseñaron actividades para el patio” y en el Museo de Artes Populares (MAP), “se logró —pues estaba cerrado desde antes de la pandemia— reparar los baños y reabrir el espacio”. ¿Qué ventajas representó volverse un OPD? Dice Villaseñor que “lo primero que vi fue que ahora podríamos generar recursos propios y ver que se quedaran al interior del organismo, lo que serviría de ayuda para atacar y resolver con mayor inmediatez algún tema de infraestructura”.Lo anterior, indica la titular del OPD, porque “no hay que olvidar que cerca del 90% de los espacios que están a cargo de la Red de Museos son protegidos, muchas veces presentan problemas de instalaciones: además, crear así una red ayudaba a ponderar las exposiciones (dentro y fuera del Estado) y que el presupuesto se distribuyera en todos los espacios, ya que producir y hacer itinerante una muestra hace más rico a nuestro programa y llegamos a los municipios, que estaban muy olvidados antes de la pandemia”.Por otra parte, continúa Villaseñor, ser OPD “ayuda a optimizar los recursos porque tenemos diferentes públicos; no es igual tener una exhibición en el Ex Convento y llevarla después a Autlán, donde el público es tremendamente distinto, pero lo beneficioso es que nos ofrece esto un margen más grande de personas a las cuales estamos llegando”.Sobre este tema, Susana Chávez Brandon, directora de El Museo Cabañas, recuerda que este recinto también es un OPD, sectorizado a la SC estatal, pero su presupuesto se asigna directamente desde la administración central; “es un modelo ventajoso”, comenta la funcionaria, “porque da flexibilidad al permitirnos tener ingresos propios, los cuales se ven reflejados en el mantenimiento que se da al edificio, pues tratamos de que esté en las mejores condiciones, siempre”.Enfatiza que este modelo es una gran ventaja, “porque no hay que esperar a que llegue algún subsidio, si bien este recinto tiene un componente turístico que es de ayuda, la cosa es no quedarse en esa taquilla y, por eso, buscamos apoyos de otra manera. Una de ellas ha sido el programa EFIARTES, cuyo recurso hemos obtenido en dos ocasiones, o la beca de la Fundación BBVA, para la que fuimos seleccionados. Pero hay otro tipo de acuerdos, y este año colaboraremos con la Fundación BBVA en un montaje que, al final, no le costará al espacio”. Con la llegada de Villaseñor, ¿se ha vuelto la administración de estos espacios más eficaz y colaborativo, no sólo con instituciones públicas sino con la iniciativa privada? A lo anterior responde: “No podría hablar de lo que sucedía antes respecto a estos esfuerzos; ahora, desde 2020 a la fecha, hemos trabajado con una visión compartida entre todos los miembros del equipo, y no hay duda que espacios como los museos —en especial tras la pandemia— deben estar abiertos al diálogo y a la mediación de temas complejos que, en el espacio público (o de otro tipo) no se puedan dar”.Lo que se pondera, de esta forma, refiere la titular de MEG, “es que los museos sean creadores de conocimiento, tomamos en cuenta los ejercicios y los proyectos de investigación; el año anterior se desarrollaron ‘Los teoremas de Goya’ y el mega ejercicio de levantar la memoria LGBTTIQ+ en Guadalajara, con apoyo de toda la comunidad. Y seguiremos apoyando estos esfuerzos, sin importar si son iniciativas del ámbito privado o no; los museos son espacios públicos, podemos asistir a ellos para dialogar, cambiar formas y estructuras de pensamiento, desarrollar creencias nuevas acerca de a dónde va nuestra historia”. PerfilPara nadie es un secreto que la figura de Rubén Méndez es vital en la historia de los museos y el arte de la ciudad; su formación puede catalogarse como autodidacta, pero pocos saben lo que él conoce y sus consejos no dejan de ser solicitados.Hoy día, tiene en sus manos una responsabilidad gozosa al frente de la colección de arte “Alma Colectiva” de la familia López Martínez, comparte el curador, “a mis 62 años, creí siempre que a esta edad estaría disfrutando una jubilación, pero esto es un placer, una posición confortable en condiciones óptimas, haciendo lo que me gusta y sin la presión de ceñirme a un presupuesto o una directriz política”, comparte en entrevista con EL INFORMADOR.El museógrafo recuerda que su primer trabajo fue cuando “ingresé a laborar -en 1985- a la galería de Carlos Ashida, donde tuve contacto verdadero con el arte, de la mano de un personaje sui generis en su condición de visionario y una gran educación en su formación visual, además de su capacidad para entender los procesos que se gestan en el ámbito creativo”.Sobre el desarrollo del arte que llegó a los museos y galerías de la ciudad, comparte que en los ochenta, Guadalajara estaba lejos de ser lo que es hoy, pero “se discutía mucho acerca de un museo de arte moderno; detrás de esto estaba Carmen Marín de Barreda, quien venía de ser, creo, la primera directora del Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México. Aparte, ella formó la colección que se conoce en el Cabañas como ‘Pueblo de Jalisco’. Ella vivía en la ciudad y llegué a conocerla, era promotora y fundó también el Museo de Cervecería, en Monterrey”.Además, en esa época estaba la discusión -en la que tomó parte Ashida- “sobre la construcción de un museo de arte moderno”, refiere el artista, “desde entonces se trataba la cuestión como un asunto aspiracionista, para que esta ciudad tuviera los elementos básicos para un desarrollo en este ámbito”.Así mismo, destaca que al principio de los noventa había tres coleccionistas “arriesgados” de arte contemporáneo en Guadalajara: “Patrick Charpenel, muy joven; Aurelio López y Carlos Ashida, con su galería y la promoción de artistas. Para 1992, añade, se inauguró la feria Expo Arte GDL, bajo la dirección de Gabriela López (con apoyo de su familia y de Carlos Ashida), y en sus siete ediciones fue creciendo mientras se integraba gente nueva al equipo”. Estas nuevas personalidades fueron Pablo del Val, Alberto Labarta y Guillermo Santamarina.Finalmente, sobre el arte y el nuevo milenio, destaca de forma positiva la recién concluida feria de arte contemporáneo FIRST GDL ART WKND (antes PreMACO). El Museo Cabañas no es solamente un recinto cultural emblemático; también es un espacio particular por su condición de inmueble designado Patrimonio Cultural de la Humanidad, además de albergar algunas de las colecciones públicas de arte más importantes del país; en este contexto, esta administración —en la que ha estado al frente del museo Susana Chávez Brandon— no ha estado exenta de retos y se adentra en su quinto año de ejercicio con proyectos que continúan con un rumbo definido.En entrevista con EL INFORMADOR, Chávez Brandon refiere que esta administración “ha sido más bien atípica, pues considerando la pandemia de la que vamos saliendo, eso nos detuvo un tiempo en términos de programación y financieros. Ahí el reto ha sido reajustarnos a realizar cambios y seguir adelante. Estos dos años que vienen, entonces, serán importantes porque se trata de consolidar proyectos pendientes”. El Museo Cabañas ha buscado contravenir —en lo posible— el modelo tradicional, se persigue pensar de otra forma las funciones de un museo y sus formas de trabajo; afirma la directora que “una de las premisas es que este espacio se ha manejado como museo tradicional, en lo que implica en términos de museología, es decir, de carácter histórico, un poco pesado, que no se abre, y es un modelo que ya no se ajusta a la sociedad contemporánea, pues las audiencias buscan otra clase de espacios, y cuando un recinto tradicional no evoluciona, termina convertido más en un mausoleo que un museo”.Así, detalla Chávez Brandon, pasa que “estamos en competencia constante con otros ‘entretenimientos’ que poseen más público que nosotros, y si no nos acercamos a otro tipo de audiencias iremos perdiendo vigencia, en relación con los problemas sociales y los cambios que demandan. En lo personal, sigo la ‘museología crítica’, que busca precisamente la transformación en este tipo de espacios”. En lo que concierne a “atraer” nuevas audiencias, el Museo Cabañas establece su directora, “hemos abierto el espacio a artistas locales que, quizá, no eran tomados en cuenta; pero también tenemos todo un programa de inclusión (que no refiere sólo a aquella en términos de discapacidades físicas), para hacer el recinto más relevante en cuestión de género, es decir, ha subido el número de mujeres que exhiben de forma individual; además, está todo el tema de diversidad que, al menos en un espacio tan tradicional, no había sido tratado, y entiendo que debemos atenderlo porque todos somos parte de una comunidad”.Ligado a lo anterior, destaca la labor que se hace sobre la colección y los acervos que custodia el museo; y Chávez Brandon detalla que “es otro detalle en el cambio de aspecto en una institución tradicional, pues se pensó en una exposición permanente aunque, con el tiempo, eso no cambia; lo que hacemos, más bien, es revisar de forma constante nuestros acervos para detectar piezas que han estado en bodega por años, de manera que no se recuerdan, y eso es más dinámico y nos permite presentar más piezas del acervo”. Sobre los planes para este 2023, Chávez Brandon refiere que será “un año de consolidación, se han programado 18 exposiciones, y una de las más importantes está dedicada a la memoria de Martha Pacheco, quien fue muy importante para la historia del arte en Jalisco”. La directora del Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Maribel Arteaga Garibay, encabeza un proyecto que ha rendido dividendos al recinto en lo que respecta a su recuperación tras el periodo de contingencia debido a la pandemia, pero no sólo eso, también se han erigido como innovadores en creación de contenidos, la utilización de redes sociales para la difusión de los mismos y el cumplimiento de normativas relacionadas con el cuidado medioambiental. ¿Sencillo? De ninguna manera, todo es fruto de un trabajo concienzudo y la labor colectiva de un equipo de trabajo preparado para los retos.La idea —comparte la directora— es hoy día “compartir el concepto de crear museos ‘vivos’ que involucren al público directamente con el recinto, con nuestras activaciones, exposición por exposición. Esto es de radical importancia para nosotros. Además, los visitantes también han sido desde siempre parte activa en el diseño de la oferta del museo, y se involucran también con la parte educativa (en los talleres y actividades) o los programas que tienen como escenario el paraninfo, así como las redes sociales, porque no es fácil propiciar nuevos contenidos. Estos tiempos, más allá de la pandemia, son muy digitales ya”. Ahora, entre los planes para el futuro cercano, se prevé —cuenta Arteaga— “la colocación de mobiliario en algunas salas, o en el patio, de modo que los visitantes descansen y hagan uso del celular o consulten catálogos; obvio, sin bebidas o alimentos, pero tener un sitio para descanso y envío de contenidos o selfies, creo que ayudará un poco para que nuevas generaciones se apropien del espacio”.Por otra parte, otro de los planes tiene que ver con la colaboración entre el MUSA y los museos del Gobierno estatal, de modo que “acceda su personal a formación en diferentes disciplinas, sobre todo a través el Foro de Museos, que se realizará en mayo próximo; esto, porque se trata de un espacio interactivo que permite el compartimento de experiencias. La verdad es que no sólo son profesionales aquellos que vienen a impartir cursos sino quienes se inscriben y trabajan en estos espacios. Estos tiempos, más que difíciles, son para buscar atraer visitantes de otras áreas, para lo cual estamos siempre implementando estrategias novedosas”, dijo la directora.Asimismo, establece la funcionaria universitaria, “este año también abriremos una sala de consulta, con libros especializados, que posee el MUSA y ha ido adquiriendo con el paso de los años, y que ha sido utilizado por el equipo del museo, ahora se pondrá a disposición de los visitantes y eso implica proyectar cómo se manejará y administrará con el tiempo, y eso espero suceda en menos de un mes. Así, se proyecta continuar como un espacio inclusivo y sustentable, porque nuestras puertas están abiertas para todo público”. Hay áreas en las que son punta de lanza en el MUSA, desde uso de redes hasta observación de normas y políticas de cuidado ecológico; “y no basta con hacer una exposición por conmemorar un aniversario, hay proyectos que desarrollan los artistas que se preocupan por el medio ambiente; y aquí lo vinculo al presupuesto, porque es importante lo que se dedica a la producción de las exposiciones y, la verdad, cuando se ejerce bien el recurso, de manera transparente, todo se puede y la vanguardia es no dejar de ver lo que hacen otros museos, para ver lo que nos funciona mejor de acuerdo a nuestros objetivos”.Todo esto, continúa Arteaga, se relaciona con la importancia de un departamento de servicios educativos que funciona con eficacia, “pues para un museo universitario es esencial la conexión con áreas artísticas de la máxima casa de estudios, pues la función pública es importante y el MUSA juega un papel esencial para atraer públicos de forma constante y dar continuidad (a largo plazo) a los esfuerzos que, al final, nos retroalimentan”. Por otra parte, entre lo que se prepara para el año que comienza, está también —destaca la directora— “un festival cultural al aire libre, en el que se prevé hacer uso del espacio público, las banquetas; esto implica involucrar a visitantes, artistas, estudiantes, prestadores de servicio, realizando actividades que den vitalidad al exterior del museo”.Por último, también se prepara “el lanzamiento de una convocatoria para un Diplomado en Historia del Arte Mexicano, que será abierto al público, presencial y sin muchos requisitos; esto, como resultado de la colaboración con la División de Artes Plásticas del CUAAD (UdeG), y eso esperamos contribuya a atraer nuevos públicos, porque las reuniones serán los sábados y durarán cuatro horas (el cupo será limitado a 20 personas). Y eso apoyará el conocimiento y formación para nuevas audiencias, porque los maestros de artes plásticas darán las clases. Lo que buscamos es continuar conectados con la gente, impulsar públicos nuevos y ser accesibles a la comunidad. Para eso, seguiremos trabajando con las áreas que nos corresponden como museo universitario”, finalizó Arteaga. En el Estado existen diversos recintos que permiten disfrutar del arte en todas sus expresiones, dejando en claro que Jalisco cuenta con una palpitante vida cultural. Voz del experto Jorge Zarur, coleccionista y crítico de arteEl especialista en arte, Jorge Zarur, cofundador de Colección Zarur, habla sobre la situación actual de los museos en la ciudad y la calidad de las exposiciones que han llegado al Estado. Resalta por ejemplo que “en un contexto a nivel de arte contemporáneo, Jalisco ha sido vanguardia desde los 90, con colecciones como la de Aurelio López Rocha -Alma Colectiva-, también fue muy bueno ver la colección Ashida Cueto en el Museo Raúl Anguiano (MURA)”, así también resaltó la importancias de la colección Diéresis, la de Patrick Charpenel y la de Cerámica Suro, en cuanto a colecciones privadas.“Hay distintas colecciones, como las estatales, que son acervos, patrimonio del Estado y de la nación. Y vía el Museo Cabañas, hay una gran colección que se llama ‘Pueblos de Jalisco’, que ha tratado de incorporar piezas desde principios de 1900 a la actualidad”. Sobre su perspectiva de la situación que enfrentan los museos a nivel nacional e internacional, destaca que están creando nuevos acercamientos con los públicos, desde cómo comunican la información y el contenido en redes, así como en lo físico, además de las dinámicas que generan y que esta es una situación que debe suceder también en Guadalajara. “La ciudad tiene dos museos que están funcionando muy bien, el Museo Cabañas y el Museo de Arte de Zapopan (MAZ), tienen programas curatoriales, tienen un rigor que generan estas dinámicas con mayor orden, tienen un enfoque al diálogo, pero esto no sucede en los demás museos de la ciudad, se puede ver claramente el ejemplo del MURA, que tuvo una constancia durante ciertas administraciones y hoy en día es muy dispar lo que sucede ahí, no hay una inclusión adecuada, no hay un diversidad, no hay una equidad en los temas y las propuestas, no hay un desarrollo en concreto, se ve como muy difusa la visión del museo y no llega a tener un diálogo funcional para la sociedad”. También destaca el buen trabajo del Museo de las Artes Universidad de Guadalajara (MUSA), “seguido vemos muy buenas cosas, la UdeG dentro de lo independiente ha creado buenos proyectos”. Resalta que un museo debe ser un centro de diálogo, de enseñanza y nutrición para los habitantes de una ciudad o de una comunidad. Zarur habló también del tema de la centralización, sobre cómo los museos muchas veces giran en torno a los principales actores “por taquilla y no por sustancia, es decir, vamos cometiendo el mismo error que los museos más grandes, contamos la historia de la humanidad a partir de lo enciclopédico, y eso puede suceder en muchos de los museos que tenemos hoy en día y no vamos dándole juego a todas las voces, que eso sería una versión revisada y completa para crear un criterio que genere muchas posturas”. CT