Entretenimiento | Enrique Navarro Visiones de Atemajac Francisco Goitia (11) Por: EL INFORMADOR 21 de febrero de 2009 - 18:46 hs El ahorcado representa una de las obsesiones de Goitia. Una y otra vez regresó sobre este tema. Le era significativo, pues además de formular una denuncia del caos histórico que le tocó vivir y presenciar, le permitía sublimar las inclinaciones mórbidas propias de su temperamento, hay que decirlo claramente, enfermizo y exacerbado. En esta obra el maestro nos ofrece una categórica lección de cómo, a partir de un tema grotesco y abyecto, se puede, gracias a la magia del arte de la pintura, crear una imagen pródiga en belleza formal y conceptual. Porque El ahorcado nos sobrecoge no solo por su dramatismo, sino por su refinado discurso visual. En un papel de 54.5 por 48.5 centímetros trabajado con pasteles, se compendian varias premisas propias de la ortodoxia plástica: composición armónica, ritmo, contraste, equilibrio de masas, entre otras. El tronco del árbol del cual pende el cadáver, así como el cadáver mismo, para empezar con asuntos de composición, están colocados a la derecha del dibujo en una perfecta "sección áurea". La fronda del ramaje y el horizonte de la loma principal también están colocados en otra de las secciones áureas del trabajo: ahora se trata de la superior. La sombra del árbol sobre la hierba, por último, aprovecha la sección áurea inferior. De cuatro secciones susceptibles de ser aprovechadas en una superficie bidimensional, nuestro autor utiliza tres. Recordemos, asimismo, que el cruce de dichas secciones genera cuatro puntos dinámicos (así llamados en composición). Goitia se vale de dos: la cabeza ladeada del cadáver ocupa uno; el otro lo constituye la mancha de la sombra ubicada abajo a la derecha. La composición es dinámica y equilibrada. Dominio técnico y maestría. El ritmo lo establece la repetición incesante de formas, trazos y volúmenes (en este caso de las ramas, yerbas y cabeza, orientadas hacia la izquierda). El resultado es una música frenética. Convengamos que el maestro traía la música por dentro, pero, en los momentos que desarrolló la obra que nos ocupa, su música interior era trepidante, convulsiva y explota de manera agresiva. Veamos cómo, detrás de un personaje en apariencia apacible o inofensivo, se desatan verdaderas tempestades anímicas. El arte en general y el visual en lo particular ayudan a trazar claras radiografías del sujeto, del objeto y del entorno. Comunicación transparente y eficaz, sin concesiones. El alto contraste entre el amarillo estridente de la hierba y los negros y grises del tronco, cuerpo, fronda y sombra, ayuda no solamente a enfatizar el dramatismo de la escena, sino a la armoniosa distribución de las masas, subordinadas, cual fue la intención del maestro, a la expresiva rigidez del cadáver y el tronco principal. Todo está puesto al servicio de la idea o mensaje. Todo nos remite a la emoción y a la vivencia de un artista asombrado ante el espectáculo que se despliega frente a él. El México revolucionario fue traumático. Imaginemos a Goitia con sus arreos y sombrero, sentado y pintando, aparentemente inmutable, frente a dichas visiones. Imaginémoslo no solamente sacudido por El ahorcado, sino, además, librando una lucha catártica que mitigara sus interiorizaciones: sus propios duelos. navatorr@hotmail.com Temas Artes Colaboraciones Artes Visiones de Atemajac Lee También ¿Por qué Santa Cecilia es considerada la patrona de los músicos? Benito Santos entreteje el presente de la moda en Jalisco Alejandro Gou marca tendencia en la cartelera Escucha a "Ashley Pezzotti and Her Trio" en el Conjunto Santander de Artes Escénicas Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones