Vestuario de hombres, un triunfo falaz

GUADALAJARA, JALISCO (16/JUN/2013).- Ante una oportunidad única, la ambición por el triunfo puede derrocar la moral y ética en la identidad de las personas. La obra ''Vestuario de hombres'' busca reflejar justo cómo ante la posibilidad de éxito se revela lo más decadente de la sociedad. La puesta en escena dirigida por Eric Morales, que tuvo gran éxito de taquilla en Distrito Federal, llegó el pasado sábado 15 al Teatro Galerías, con un elenco compuesto en su mayoría por actores egresados del CEA, con ésta como su primera gran producción teatral.

La trama se desarrolla en medio de una final internacional de Lacrosse en Hungría. Los integrantes de un equipo mexicano se ven inmersos en una avalancha de decisiones desacertadas con tal de llevarse a casa la copa en las manos. En la intimidad del vestidor, mientras se duchan y preparan para el gran partido, los intereses de cada uno de los nueve jugadores se van revelando. Las duchas se abren, las toallas caen, los uniformes se visten y el público va conociendo la realidad tras este grupo de jóvenes atletas.

El primer conflicto es el consumo de drogas para estimular el desempeño en la cancha. Algunos de los jugadores se niegan a consumir, uno por uno, en el baño del vestidor. Sin embargo, el entrenador, interpretado por Pablo Perroni, los obliga a ir en contra de las normas de cualquier deporte profesional, con tal de estar en ventaja sobre el enemigo a vencer.

Más tarde, las inseguridades de todos se exhiben al momento de ser entrevistados. A través de la cámara de una computadora portátil se comunican en vivo hasta México. No obstante, la entrevista resulta una pequeña transmisión burda y el encuentro desacertado con la fama los pone en jaque y aumenta la lista de complejos que se van apilando a tan solo minutos de tomar la cancha.

Los prejuicios salen a flote cuando juzgan a un miembro por su supuesta inclinación homosexual. Tan sólo rumores son suficientes para decidir quiénes formarán parte de la alineación en el juego, puesto que argumentan, la inclinación sexual de sus integrantes puede ser una mala imagen del equipo.

Entre los camerinos va aumentando la tensión, hasta llegar a un punto álgido donde entre amigos deberán traicionarse. En ese contexto salen a enfrentarse a sus contrincantes, y a pesar de todo pronóstico, obtienen el título. Se vuelven campeones, pero falaces, pues lo logran hundidos en méritos que sin embargo denuestan su éxito.

En escena, los actores Kevin Holt, Enrique Montaño, Arturo Rivas y compañía representaron unos personajes un tanto pueriles, que rellenan la obra de casi dos horas de duración, con desplantes de ira, tomándose entre golpes o gritando ante la menor incitación. Las secuencias de hiperactividad imperan en el escenario. Aunado a ello, la acústica perjudicó su ejecución, pues el audio no envolvía a los espectadores más alejados del escenario.

La obra, bajo el eslogan de "la más polémica", sustenta parte de su epíteto en los desnudos totales de los actores que fueron observados por cerca de mil personas que tomaron sus asientos en el Galerías para ver cómo un equipo mexicano de Lacrosse termina por ser expuesto como corrupto, violento, retrograda y pueril. A pesar de ello los personajes obtienen lo único que pretendían lograr de esta experiencia: el triunfo.

Sobre el autor

Vestuario de hombres fue escrita por el dramaturgo argentino, Javier Daulte, con un trasfondo acorde a su país. Mas el director Morales, de acuerdo con declaraciones de los actores, buscó hacer una adaptación que se acoplara a la realidad actual en México. Además, la versión original cuenta con personajes adultos, que tienen ese partido como una única oportunidad para triunfar. En esta ocasión se apostó por hacerlo desde la perspectiva de jóvenes amateurs.

EL INFORMADOR / RUBÉN GIL