Vamos al cine

GUADALAJARA, JALISCO (04/AGO/2010).- Ingrid Bergman puede ser, para los cinéfilos jóvenes, nombre, leyenda o simplemente desconocida. Sin embargo llenó una época, ahora recordada con la exhibición por televisión de algunas cintas producidas al filo de la quinta y sexta décadas del siglo XX; para las generaciones de aquella época, inolvidables.

Cine en blanco y negro, donde la actriz sueca cobró fama y trascendencia que le permitió alcanzar la nominación de la cuarta actriz más destacada, de acuerdo al American Film Institute.

Sólo vivió 67 años y precisamente durante el día que los cumplía, dejó de existir.

La señora Bergman, huérfana, madre de una hija y con breve actividad teatral en su natal Suecia,  ganó inicial espacio en Estados Unidos con la película Intermezzo, bajo la dirección de David Seltznick, pero la que proyectó su fama fue Casablanca al lado de Humphrey Bogart a la que siguió Por quién doblan las campanas basada en la guerra civil española, preludio de la Segunda Guerra Mundial.

Hollywood la compensaría con un Oscar, y también obtuvo el Globo de Oro y Europa la reconoció con el Bafta, a cual más codiciados. En su trayectoria personificó figuras de renombre: Juana de Arco, Anastasia y Golda, Primera Ministra de Israel.

Recios personajes de la historia y comedias le crearon justificada fama versátil y respuesta en la taquilla. Ahora, sus películas son  recuerdos gratos con breve reflexión al esfuerzo y calidad de la actriz; que la tecnología permite observar algunas de aquellas cintas en espléndido color. Es así como el pasado recupera valores y reafirma lo imperecedero del Séptimo Arte.

Dios nos guarde de la discordia.