Vamos al cine

GUADALAJARA, JALISCO (21/JUL/2010).- Vuelve la leyenda de una filosofía milenaria y sus artes marciales, transportada a la actualidad y sus peculiares diferencias culturales salpicadas por la acción, el drama y la comedia.

Pekín es el escenario de esta producción norteamericana en la que se invirtieron 35 millones de dólares; parte de los cuales fueron al bolsillo de los principales intérpretes Jackie Chan y Jaden Smith, hijo del célebre actor Will Smith de reconocido prestigio; con la dirección de Harald Zuart.

La concurrencia va a encontrar diversión en la acción; más que en el argumento de un joven de 12 años, aunque ahora no es el personaje de piel blanca, abriéndose paso en el ambiente hostil de las aulas chinas, aumentado éste por su intención de atraer el aprecio de una joven local.

Como en la primera versión, el joven estudiante norteamericano alcanza la protección y tutoría del experimentado maestro para enfrentar el acoso de los malos, lo que en el fondo es mensaje de comprensión y asimilación, entre dos culturas extremadamente opuestas.

Nota al margen pero de aprecio es el tiempo de realización: sólo cuatro meses del año pasado. Esto habla de singular organización por parte del productor Jerry Weintraub, al guión de Christopher Murphey.

Acento espectacular en acciones de violencia hábilmente captadas y mejor editadas, para divertir más que provocar sufrimiento en el espectador, dejan sabor grato.

Más de 30 años median desde la primera aventura del niño karateka. El grato recuerdo del original perdura en la memoria de los ahora adultos, más la interpretación del singular Jackie Chan que siempre asombra con sus habilidades en las artes marciales, transportadas a la pantalla por una técnica impecable.

Dios nos guarde de la discordia.