Vamos al cine

El Centenario mueve a recordar producciones que son síntesis de la visión cinematográfica de aquellos días posteriores a la Revolución, las cuales impactaron corazones e impregnaron ideas sobre el pasado, una de ellas es Nazarín.

Año 1958. Hombres maduros y jóvenes aún tenían vigentes hechos y consecuencias de la Revolución sin omitir el conflicto cristero. En ese ambiente conflictivo, Luis Buñuel asume la responsabilidad de llevar a la pantalla la adaptación de la novela de Benito Pérez Galdós, Nazarín, calificada como surrealista.

Ubicación: los años del porfiriato, aun sin precisarlo alude a situaciones controversiales de aquel sacerdote piadoso perseguido tras un incendio provocado no por él, pero tras el cual defiende a una prostituta del lugar.

Los actores son legendarios: Francisco Rabal es Nazarín a la cabeza del reparto, Ofelia Guilmain, Marga López, Rita Macedo, Ignacio López Tarso –quizá único superviviente-, Noé Murayama, Ada Carrasco, David Reynoso, Pilar Pellicer, Arturo Castro.

Manuel Barbachano Ponce, productor; Carlos Velo, productor ejecutivo –también dedicados al cortometraje del Noticiero Mexicano EMA-; Emilio Carballido, supervisor de diálogos y música de Macedonio Alcalá con Dios nunca muere, dieron marco a la fotografía de otro grande: Gabriel Figueroa.

La religiosidad de las semanas Santa y de Pascua, en este 2010, con su carga de cambios y circunstancias, son buen motivo para revalorar el aporte de la comunicación en la cultura. Hoy son otros los temas y parámetros de la condición humana ante pobreza e ignorancia en su interpretación de verdad y justicia de caridad cristiana.

Nazarín es parte de la filmografía inolvidable por su profundidad temática tratada con delicadeza y calidad.

Dios nos guarde de la discordia.