Vamos al cine

Gran Bretaña es paradigma en múltiples acciones y actitudes que la distinguen, y la excepción no es el cine. Mantienen una línea conductora de lo humano llegando al corazón y a la reflexión del espectador.

Pasada la Segunda Guerra Mundial, fue Londres la primera Ciudad sede Olímpica -1948-, como respuesta y recuperación de los funestos acontecimientos que dejaron a la capital británica demolida por las bombas alemanas.

La confianza en la reconstrucción hizo posible los Juegos Olímpicos, en que el entonces Coronel Humberto Mariles Cortés obtuvo la primera medalla de oro para México montando el inolvidable caballo Arete.

Dieciocho años después, en 1966 el Estadio de Wembley vistió sus mejores galas para la apertura, clausura y celebración de los jugos del Campeonato Mundial de Futbol al que asistió México con figuras como el Tubo Gómez en la portería, Chava Reyes en la punta y varios más del Campeonísimo.
Al margen de hechos y anécdotas, Londres prepara desde hace dos años la próxima edición olímpica del 2012, empleando los medios y el cine para fijar la imagen de la Ciudad en el plano de la popularidad mundial. La propia Reina Isabel II se presta, y ya la vimos en las líneas del Sistema Metropolitano subterráneo; hecho al que se calificó democrático, con una leve mención respecto al potencial sucesor, su Nieto hijo de la Princesa Diana fallecida trágicamente a finales de los años noventa.

La campaña, a través de todos los medios de comunicación enciende el interés de viajar a la Capital del Reino Unido, antes, durante y después de las Olimpiadas del 2012, con el fin de elevar las ventas de servicios y enfrentar los gastos de organización.
Las películas británicas destacan el pasado y establecen las bondades presentes de la Ciudad donde aún se circula por la izquierda manteniendo estrictos controles de seguridad integral en el nivel más alto de dignidad, apego a tradiciones e identidad.

Dios nos guarde de la discordia.

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