Vamos al cine

La proximidad al aniversario de la Revolución y el Bicentenario del inicio de la insurgencia crean la oportunidad de recordar las luchas por la autonomía y sus actores; para los jóvenes, motivo de hilaridad y remembranza para los acumuladores de “adolescencias”.

Música y mensaje, mensaje y música, con añoranza; es lección referente del aquel Cine, también llamado de la Época de Oro, que de manera innegable creó el sentimiento cultural acorde a las circunstancias reclamando identidad.

El presente nos da otro panorama, el de agresión e impacto visual. Cuestión es enfoque. Aquellos días propiciaron cientos de películas y ahora apenas decenas, en el intento de exhibir las inquietudes románticas o aventureras, guerreras o pacíficas envueltas de su respectivo entorno.
Sara García, Marga López, los hermanos Soler, Joaquín Pardavé, Jorge Negrete, Gloria Marín, María Félix y muchos más, dejaron su huella en el blanco y negro, puesto que no había más para retratar la vida de su tiempo y su pasado histórico.

La Revolución dio tema para recrear a Don Porfirio con su tendencia europea, lo mismo que a Madero, Zapata, Carranza, y Obregón convirtiéndolos en líderes a quienes la pantalla hizo próceres, Las producciones dieron vida a los antepasados de manera convincente revirtiendo la leyenda a la realidad.

Pérdidas y ganancias están en aquella retrospectiva que aún divierte a algunos y aburre a más; productos de ganancias y pérdidas de la industria cinematográfica, pero que en aquel tiempo tuvo, como ahora el Cine también medios propios al llenar el tiempo de diversión para esparcimiento al influjo de la pantalla grande, inndustria que llevó y lleva el mensaje cultural a los jóvenes de cada generación.

Como el calendario conmemorativo, la televisión en los hogares acerca al pasado en diversas vigentes recreaciones oportunas, de anhelos de justicia, prosperidad y paz, integradoras de referentes permanentes de identidad y dignidad.  

Dios nos guarde de la discordia.

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