Vamos al cine

La vida y lucha del actual presidente Luis Inácio Lula da Silva, durante sus inicios hasta los 35 años, en la pantalla cubre propósitos múltiples. El primero, magnificar la personalidad del individuo luchador incansable, que con mínimos estudios escaló el sitio político más alto de su país para encauzar una política creativa de auténticas realizaciones sociales.

La fecunda actividad política de Lula es paradigma: desde la humildad de su nacimiento en Caetés, en el Estado de Pernambuco, y el peregrinar con su madre hasta Sao Paulo donde vendió helados en la vía pública, estudió un curso de mecánica y germinó su anhelo de ser sindicalista y político.
Nada fue fácil para Lula, participar en las huelgas de trabajadores metalúrgicos en los años ochenta lo condujeron a la cárcel y cuatro veces a intentar la presidencia de Brasil.

No es casual la realización fílmica de Lula por aquellos años, como tampoco lo ha sido el documental de reciente aparición sobre otro líder sudamericano, Hugo Chávez de Venezuela, aunque con enfoque diferente. En este caso se afectan las fibras sentimentales de madre e hijo en su lucha contra la injusticia social.

El cine sigue dando más en la mercadotecnia política al llegar su mensaje a los jóvenes de clases media y baja, principalmente. Lula, el hijo de Brasil la verá el público a partir del uno de enero. Coincide con año de elecciones presidenciales en Brasil, de donde ha trascendido la predilección sucesoria de Lula hacia Dilma Rousseff, ministra de la casa Civil y ex guerrillera de origen alemán. Y si se vale, para 2014 habría otra posibilidad para Lula, el incansable luchador social brasileño.

Los planes de esta singular producción cinematográfica comprenden la realización de una serie televisiva, una vez recuperado el costo de la primera, aproximadamente 100 millones de pesos, aunque todavía no se define si la dirección estaría también a cargo de Fabio Barreto y la interpretación de los personajes: Lula, de Rui Ricardo Dias y su madre, Gloria Pires. Si todos los caminos conducían a Roma, hoy los medios de comunicación hacen líderes.

Dios nos guarde de la discordia.

Comentarios: sicpm@informador.com.mx