Vamos al cine

Mucho se ha escrito, hablado y comentado de este genio de la cinematografía española y aún deja tema para seguir comentando. En esta ocasión es por la realización su película Los abrazos rotos.

Conste el título como el primer reto para impresionar, mas no para atraer fácilmente al público, salvo por los nombres de director que en esta ocasión también es productor, Almodóvar e intérprete propietaria de Oscar por actuación secundaria, Penélope.

La cinta se inserta en el tema dramático de un escritor y director ciego a causa de un accidente automovilístico, quien narra su historia de amor y el trágico suceso. Todo es una ironía a partir del personaje para quien la vida es reto constante que supera en la escritura. Guiones y sufrimiento llenan su existencia en el proceso inútil de olvidar a Lena, a la que perdiera en el mismo accidente que lo dejó sin luz en los ojos.

Interpretado por Lluís Homar, Harry Caine es el seudónimo del escritor Mateo Blanco, a quien fortalece el súbito acontecimiento del encuentro con un adolescente protegido convertido en receptor de la historia guardada en la mente del personaje víctima y escritor.

En esta ocasión Almodóvar muestra una faceta un tanto diferente, aunque no ajena a su estilo, lo que la crítica no acabó de asimilar en Cannes, pues fue reiterativa la comparación con otras producciones; lo que no tiene nada que ver puesto que sólo cabe juzgar Los brazos rotos, como una obra más del exitoso director español.

El resumen es de cine genuino, lleno de autenticidad en el desarrollo de un drama que invita a la reflexión acerca de cuánto puede dar la vida al amplificar las capacidades de los otros cuatro sentidos del ser humano. La última palabra es del público.  

Dios nos guarde de la discordia.

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