Vamos al cine

El cine, la política y las creencias aún en el Siglo XXI nos tiene sorpresas. Bahman Ghobadi, es el nombre de la producción donde una banda musical iraní interpreta la pieza musical No one kows about persian cats (Nadie sabe acerca de los gatos persas).

Hasta ese punto no pareciera tener un efecto negativo, mas para los iraníes, al parecer, se convirtió en motivo de reprobación y persecución de sus intérpretes.

Bahman Ghobadi fue presentada en el festival internacional de Cannes y sus intérpretes Ashkan Kooshanejad y Negar Shaghaghi, de 24 y 23 años respectivamente, se trasladaron al Reino Unido con el fin de promocionar el filme y han pedido asilo tras enterarse de que otro miembro de la banda, Alí Ghomashchi, baterista del grupo, fue arrestado en Irán sin que hasta ahora se conozca su paradero.

El temor de los actores es por la eventualidad de ser arrestados si regresan a su país, ahora que fue reelecto presidente el ultraconservador Mahmud Ahmadinejad. Así lo hicieron público al diario británico The Independent.

La lectura del acontecimiento, con el debido respeto a credos y política de un país que para nosotros resulta lejano geográfica e ideológicamente, es por una parte la indiscutible penetración de la cinematografía acelerada por los medios de comunicación; por otra, si no se trata de una estrategia publicitaria de reciente generación adicionalmente, las declaraciones implican mezcla de creencias y política.  

Es significativo que el baterista y actor volvía a su patria con el fin de auxiliar a su hermana, ésta al parecer golpeada durante manifestaciones posteriores a las elecciones.

De cualquier forma, la influencia de los medios de comunicación y la música es incuestionable; sólo que hasta hace poco el cine no prohijaba circunstancias como ésta, dando pauta a su reproducción en otras regiones, con diferentes motivaciones. Lo ocurrido, no por lejano, se debe considerar ajeno como nada lo es en el mundo globalizado.

Dios nos guarde de la discordia.

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