Vamos al cine

La oscura realidad del abandono. Ubicada en Rótterdam, Holanda, deja el sabor amargo de la vida de un hijo no deseado y hasta repudiado por madre y padre, a quien sólo la lectura mitiga su triste miseria. Los libros integran su patrimonio alimentado por la voluntad de romper con el esquema del entorno, posterior a la Primera Guerra Mundial del siglo pasado.

El argumento concentra tres aspectos fundamentales de la historia amarga: la autodeterminación, el clima inhóspito y la indiferencia de los padres hacia un ser sin culpa.

Dirección, sensible a la realidad que dio y se da en la sociedad, a cargo de Mike van Diem. Es congruente el guión en que el mismo director participó al lado de Laurens Geels, y Ruud van Megen sobre la novela original de Ferdinand Borgewjik, a su vez tiene sentido por la realidad de la vida indómita de los holandeses en su eterna lucha por ganar terrenos al mar; lucha por demás exitosa y admirable.

El reparto de actores no tiene desperdicio con Jan Decleirvan Huét como el joven indómito despreciado; Betty Shuman, la madre indiferente que con mínimos diálogos imprime el dramatismo pragmático; en tanto que Víctor Lów no deja duda con la crueldad de su personaje.

Sobresalen la fotografía de Rogier Stoffer y la música Het Paleis van Boem. En resumen: todos, actores, directores y técnicos son ilustres aunque desconocidos para nuestro medio y por lo mismo más apreciable su extraordinario trabajo, ganado de merecido Oscar para Película extranjera.

El mensaje es objetivo al elevar el carácter del joven que supera el medio hostil, prototipo del holandés, acentuado por las vicisitudes de la posguerra en aquellos años veinte, hasta convertirse en autodidacta abogado, dotado de valores de proporción universal y perenne.

Carácter no es una película comercial a pesar de su dramatismo. Elude sexo o violencia física, sustituida por la verbal, eventualmente del silencio y del lenguaje corporal. En algunos lapsos fatiga, pero no aburre.

Dios nos guarde de la discordia.

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