Vamos al Cine

Es recurrente el drama del inmigrante con su lucha por incorporarse a la nueva cultura y lograr sus propósitos, no sólo económicos. Sus dificultades, sus retos, aceptación, rechazo y la lejanía de aquellos: Los que se quedan.

Juan Carlos Rulfo incursiona en el drama de quienes ven partir al ser querido con la esperanza de verlo de vuelta con el triunfo dibujado en el rostro y la narración de lo vivido. Los que se quedan son solidarios de este drama acentuado por las motivaciones que ofrece la comunicación y las posibilidades dinámicas del transporte.
Los que se quedan ingresó al círculo exclusivo y paralelamente abierto de la Universidad Claustro de Sor Juana en la Cuarta Edición de la Muestra Internacional de Cine y Derechos Humanos; sin duda un reto a la reflexión para realizadores y cinéfilos.

Rulfo expone la otra cara de la migración. Aquella cercana y alimentada de esperanza, con la inquietud por el ausente; algunas veces envuelto en la aventura que lo hace olvidar el pasado vuelto lejano. El aliento es el recuerdo y alimento de la ilusión de ver el sueño de aquel despedido con la bendición que da confianza.

El contraste es palpable. Hemos visto en pantalla a los que se fueron con facetas de su lucha por la supervivencia en un medio eventualmente, por no decir casi siempre hostil; mas no a los que se quedan esperando: ¿Qué? Como nos los exhibe Rulfo, a quien se debe reconocer la inquietud creativa del tema.

El fenómeno de la migración, no por inquietud de todos los tiempos y lugares, lacera y abre espacio a la reflexión que afecta a todas las clases sociales. Cada vez es más frecuente por necesidad y hasta necedad, la partida de un ser querido en busca de satisfacción a su realización. Esta película abre expectativas a la identidad perdida en la actualidad de incesante cambio, con celeridad hacia objetivos indefinidos.

Dios nos guarde de la discordia.

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