Un homenaje a las glorias de la radio y el cine mexicanos

GUADALAJARA, JALISCO.- Una de rancheras (O… Sola, sin tu cariño), espectáculo multidisciplinario a cargo de La Pequeña Compañía y El Juguetero, y dirigido por Dolores Tapia, evoca las glorias de la radio y el cine mexicano y abrió con gran éxito el apartado teatral de la sexta edición del Festival de la Luna de Tapalpa.

La noche del jueves, con su tradicional apuesta por envolver al público de espacios naturales, la producción liderada por Tapia convocó a cientos de espectadores en el Lienzo Charro Buenavista del Pueblo Mágico.

De la mano de dos personajes de la Lotería Mexicana, "La Dama", interpretada por Hirma E. Enríquez, y "El Catrín", por Christián Katapú, los sorprendidos asistentes al estreno disfrutaron de una aventura de amor, desamor, habilidades ecuestres, banda en vivo, cabaret, lucha libre, fiesta de XV años y muchas canciones rancheras.

Amparo de la Esperanza, llevada a escena por la actriz Ana Abarcal, en los límites de su frontera personal decide brincarla para buscar a Pedro, un amor que la abandonó por otra. En su recorrido se acompaña de Mochito, incondicional amigo, también interpretado por Katapú, hasta llegar a un cabaret en donde conoce a Rebeca (Verónica Zárate), Sofía (Elizabeth Sánchez), Rubí (Talía Loaría) y una quinceañera solitaria (Natasha Barba), que desde una torre espera a sus padres.

Durante su búsqueda aderezada con canciones como El jinete, Bésame mucho y Cielo rojo, la protagonista enfrenta diversos momentos, desde el espectacular arribo de La Migra, integrada por los actores Alonso Gutiérrez, Miguel Aguilar, María José Gudiño y Tania Ruiz, hasta la simpática llegada de "las insobornables rancheritas", agrupación de niñas que pusieron en aprietos a más de alguna.

La producción multimedia vistió al evento de las imágenes de los iconos del celuloide nacional como Dolores del Río, María Félix, Marga López, Silvia Pinal, Pedro Armendáriz y Pedro Infante, para pasar al cine de rumberas.

El montaje, por casi hora y media de duración, ofreció cuadros de baile, una muestra de dominio ecuestre y una revisión de géneros musicales que, además de un grato sabor de boca, dejó la premisa que el amor es responsabilidad de quien lo siente.