Todos mienten en escena

GUADALAJARA, JALISCO (16/MAY/2013).- Los actores de teatro suelen decir que el campo dramático más difícil en el cual desarrolla una carrera exitosa es el de la comedia. Los factores son varios. En parte porque depende de tener una enorme precisión en el tiempo y ritmo de los diálogos, algo que no todos dominan; y en parte porque hay que nacer con cierto “ángel”, tener el don para hacer brotar una sonrisa en el público. Y en esa misión tan complicada, la obra Yo miento, tú mientes, todos mentimos, destaca.

El elenco conformado por Mauricio Herrera, Aída Pierce, Alejandro Camacho, Lourdes Munguía y Betty Monroe ofreció dos funciones la noche del martes en el Teatro Galerías, la primera de ellas, con una entrada de aproximadamente 700 personas. Más allá de los nombres de los histriones (la mayoría emanado de la televisión), el show logró su objetivo primario: hacer reír al público a costa de los enredos que se efectuaban en escena.

Amores verdaderos y falsos

La trama de la obra retrata la falsedad que vive el matrimonio conformado por Rubén (Herrera) y Susana (Munguía), quienes deciden pasar un plácido fin de semana en paz. Y para hacerlo, deciden invitar a Gustavo (Camacho), el mejor amigo de Rubén... y amante de Susana. La llegada de otra amante y una sirvienta poco ortodoxa (ambas llamadas Carmen) terminaron por detonar en el recinto de avenida Lapizlázuli una historia abundante en comedía, tanto verbal como física.

La carga de la obra recayó en buena medida en los hombros de Mauricio Herrera y Aída Pierce, dos histriones con tablas más que probadas en la comedia, y quienes arrancaron las carcajadas más sonoras de la concurrencia, tanto por lo que decían como por los gestos que hacían ante el público (incluyendo un breve número musical). Lourdes Munguía no desentonó a su lado y demostró ser una actriz “todoterreno”, capaz de adaptarse al tono que le imponen dos titanes de la comedia.

Las grandes interrogantes del elenco, en cambio, eran Alejandro Camacho y Betty Monroe, conocidos por sus papeles dramáticos en la televisión, pero poco vistos en historias humorísticas. El primero cumple con su papel de “amigo en apuros” durante buena parte de la obra de casi dos horas de duración, mientras que la actriz aparece ya avanzada la trama, por lo que su papel se presta menos al lucimiento, aunque eso no le resta puntos a su trabajo, que da la sensación de que se le pudo explotar mucho más en escena.