La noche de este miércoles, el cineasta asistió Cinépolis del Centro. Vestido todo de negro, con la prominente quijada más sonriente que nunca, y el andar acelerado que lo suele caracterizarlo. Apenas se asomó por la alfombra roja que adorna el recinto durante el encuentro fílmico, pero eso bastó para desatar el griterío y los aplausos de más de 200 personas apretujadas en la entrada. Muchos, con la libreta en mano, el programa oficial del festival, o hasta copias de películas del cineasta. Otros, no sabían ni a quien iban a ver. El chiste era estar en "la bola". Nadie se quería perder el evento que paralizó la noche en el corazón de la capital purépecha. Aplausos, vivas, declaraciones de amor y hasta conatos de desmayo se vieron al paso del cineasta italiano por el suelo alfombrado. Muchas sonrisas, pero pocas palabras más allá del protocolario "thank you". Tarantino se limitó a saludar a la gente, sin ofrecer ningún tipo de declaración a los medios de comunicación, que tienen ya tres días buscando algo más que unas simples palabras. Pero ya lo dijo él, y ya lo dijo el comité organizador. Tarantino vino a ver cine, y tan tan. EL INFORMADOR / JUAN FRANCISCO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ