Tiaré Scanda, en el universo del teatro

GUADALAJARA, JALISCO (07/DIC/2012).- El próximo lunes, en Puebla, se inaugura un pequeño teatro, bautizado como Teatro Tiaré Scanda, un recinto que formará parte del Benemérito Insituto Normal del Estado de Puebla General Juan Crisóstomo. Tiaré está feliz. “Es un homenaje tremendo” dice en entrevista. “Me gustó mucho que las razones por las que decidieron hacer esto, tengan que ver con que les parece que puedo inspirar a los estudiantes”, dice la actriz de ''Alma de Hierro''.

¿Alguien no ha visto a Tiaré en la televisión? ¿O en el cine? En películas como ''El callejón de los milagros'', o en la televisión con ''Mujeres Asesinas''. O ya de plano en el cabaret. Scanda además de hablar tres idiomas, ha incursionado en el mundo musical “la música es lo que más me inspira”, dice. Para muestra su participación de 1998 al año 2000 como voz capitana en Colores prohibidos, en el año de 1992 grabó el ''soundtrack'' escrito por Alex Lora de la película ''Un año perdido''. La trayectoria de esta creativa es extensa y profunda. Una actriz reflexiva, que gusta de cuestionarse y si no le gusta, pues lo hace muy bien. Fue capaz, desde la mítica telenovela ''Muchachitas'', misma que le valió el premio TVyNovelas como actriz revelación, de mirar el mundo alejada de las frivolidades de la fama. Sus herramientas actorales las ha utilizado para buscar en el lenguaje la construcción de otros discursos, más cercano a las necesidades sociales o conscientes, que imperan en nuestro entorno.

Ha participado recientemente en la telenovela ''Por ella… soy Eva'', ayer mismo se presentó en Coyoacán (en el teatrito El Vicio) con ''Marido en Venta'', un proyecto de cabaret en el que también participan Pablo Valentin y Gus Rodríguez. A estas alturas del partido, dice que lo “único que le falta por hacer es... cine en Europa”. Realizó en el viejo continente ''I love you baby'' pero entre tantos proyectos, al tema le faltó continuidad.

Tiaré Scanda es una actriz que escribe y produce sus propios espectáculos para la escena: “Estoy orgullosa, he tenido buenas oportunidades en la vida y también he sabido aprovecharlas(...) Cuando yo era adolescente, mi mamá me llevaba a un taller literario, lo impartía Hugo Argüelles. Salía de la escuela de actuación a las nueve y de ahí me iba al taller y salía a la una de la mañana, era una vez a la semana, y le agradezco mucho a mi mamá que haya tenido la voluntad de llevarme”, señala cuando abordamos la pregunta de por qué escribir si tiene otros lenguajes.

—¿Cómo terminas este 2012?, ¿tomaste consciencia de algo en el año maya?

—Llevo muchos años tratando de tomar consciencia de muchas cosas, uno tiene que hacer todos los días —con profecias mayas o sin ellas— un trabajo de reflexión. Es la única manera que valga la pena estar vivo. Estoy agradecida aunque no puedo dejar de ver el país en el que vivo, no puedo dejar de entristecerme por muchas de las cosas que pasan.

—Teniendo tantos medios expresivos, ¿por qué cabaret además?

—En esos otros medios sólo soy una intérprete de las decisiones de otros directores y de las necesidades de un productor. El cabaret es mi juguete, y soy intérprete de mis ideas, escribo sobre lo que yo necesito, sobre las cosas que me indignan las que me preocupan.

—¿Qué te indigna?

—La injusticia, en general, es lo que más me indigna.

—El patio de tu casa es México, ¿cómo está ese patio?

—Lleno de hojas secas, con un rayito de Sol pegando en el rincón.

—¿Dónde encuentras tu esperanza?

—En mi hija y en los ojitos ávidos de conocimiento de todos los niños mexicanos, por eso soy vocera de Save the Children, es otro de los caminos por los que uno puede transitar.

—¿Para qué sirve el arte en este país?

—Siempre como espejo o como detonador de cambios.

—¿Y la televisión?

—Podría servir para muchas cosas... pero no necesariamente sucede.

—Si pudieras armar una campaña de sensibilización exprés ¿qué harías?

—Supongo que motivaría mucho la autocrítica y la responsabilidad individual, como que cada uno asumiera lo que le toca y dejara de culpar al de enfrente por los fracasos.

—¿A qué mexicanos hay que voltear a ver?

—En realidad hay muchos, con los años he aprendido que uno puede admirar a las personas pero sin olvidar que son seres humanos. Un hombre que admiro es Javier Sicilia, el equipo de mujeres y hombres solidarios de Semillas, una organización de mujeres que fortalecen proyectos de mujeres.