Slipknot 'desquicia' a sus seguidores con dosis de metal

CIUDAD DE MÉXICO (07/DIC/2015).- Con Slipknot no hay tiempo ni de sutilezas ni de distracciones. Así lo demostraron en su presentación del Knot Fest 2015, que el pasado sábado reunió a 40 mil amantes del rock duro, en el Centro Dinámico Pegaso de Toluca.

El final de una larga jornada sabatina se veía venir cuando un telón rojo tapó el escenario principal para luego ser abierto como caja de Pandora y dejar expuesta toda la locura de Slipknot.

Ocho músicos con máscaras terroríficas; percusionistas que subían, bajaban y giraban gracias a dos grúas; llamaradas de fuego y un sonido abrumador fue lo que ofrecieron los estadounidenses, quienes en el fondo colocaron una máscara gigante con ojos luminosos que todo lo veían.

Miraban a una masa de jóvenes que ya habían “roqueado” con la vieja escuela metalera de Megadeth, así como con Lamb of God o HIM; que ya habían ido al escenario secundario (que por momentos tenía un audio deficiente) para gozar con los gritos agudos y graves de Dani Filth del grupo británico Cradle of Filth; o derrochando energía con Brujería y sus inseparables paliacates y machetes al aire como clamando justicia por las atrocidades del mundo.

Esa enigmática máscara que lucía como un amuleto de Slipknot al centro del escenario vivo también veía a unos jóvenes que habían resistido a los abrazantes rayos del sol de la tarde joven, y al intenso frío toluqueño de la media noche.

Esos ojos miraban a 40 mil almas roqueras que visitaron el Museo de Slipknot, o que se subieron a la rueda de la fortuna gigante o al doble “martillo”.

Y sí, en el recinto había largas pero ágiles filas para todo: para pasar a los sanitarios, para comprarte una torta de jamón de 50 pesos, para aventarte del bungee, para adquirir un helado con alcohol o una cerveza.

Entonces la aventura metalera no sólo era música y distorsión, era también un pretexto para convivir con los amigos.