Silverio Palacios, al extremo

CIUDAD DE MÉXICO.- Primero fue un playero que jugaba futbol en Y tu mamá también y luego un caníbal en Matando Cabos. Después un hombre dueño de funeraria en Morirse en domingo y últimamente un mago en Conozca la cabeza de Juan Pérez.

Pero jamás Silverio Palacios había hecho a dos personajes opuestos en una misma película. Hasta ahora, que acaba de participar en 40 grados, el Infierno, la nueva cinta de Luis Estrada, el mismo detrás de La ley de Herodes.

En el filme, cuyo rodaje recién acabó, el actor interpreta a un par de gemelos envueltos en el narco. “Uno se llama Pánfilo, el hermano soplón y al otro le dicen La cucaracha, quien se dedica al negocio del narco. Me tocó hacer a los dos el mismo día y me tenía que cambiar, estuvo padre, muy divertido”, cuenta con una sonrisa el actor, que a su vez dijo que “el dilema actoral era cómo resolverlo, cómo diferenciarlos, pero como son gemelos tratamos de ver que apenas tuvieran algo distinto, confié mucho en el maquillaje y en cómo me dirigió Luis. Vamos a ver qué piensa la gente cuando se estrene”.

Perspectivas alternas
40 grados, el infierno es la historia de un mexicano (Damián Alcázar) que regresa tras vivir 20 años en Estados Unidos. Se encuentra con un pueblo donde la corrupción, el narco, la pobreza y la mala política son amos y señores.
Palacios considera que sus personajes ayudarán a ver la realidad del país.

“Uno tiene miedo de saberse descubierto y el otro necesita balconear a la gente por hambre. Es una película terrible, es tan malo este país que se volvió una lucha fraticida. Mis personajes son un ejemplo de ello”, subraya.

La película espera ser estrenada en septiembre próximo. Por esas fechas se esperan otras producciones alusivas al Bicentenario como Hildalgo-Moliere, con Ana de la Reguera y Demián Bichir, donde se mostrará a un Padre de la Patria con esposa e hijos, y amante del baile.
Lo cierto es que el trabajo no le faltará al actor. Recién acaba de recibir una invitación para participar en Tlatelolco, la nueva película dirigida por Carlos Bolado y producida por Fernando Sariñana. Se ubica en 1968, durante el movimiento estudiantil que acabó en masacre.

Cambio de horizontes
Por lo pronto Silverio Palacios espera el estreno de la opera prima de Álvaro Curiel, Acorazado, donde se le verá como un veracruzano quien, en busca del sueño americano, acondiciona su taxi como balsa para hacerse pasar como cubano, y con ella llegar a Estados Unidos.
El problema es que el mar lo lleva a Cuba, donde comienza una gran aventura en tono de comedia.
“Va muy bien, ahora hay que ver en qué momento se estrena”, dice Palacios.
La película se filmó hace un año en locaciones de Veracruz y altamar, con inevitables pastillas contra el mareo. Ahí rodaron hasta por siete horas continuas, bajo el Sol, y con todo el movimiento que suponen las olas.

Para el acento cubano aprovechó ver amigos y videos. Lo perfeccionó en la misma isla caribeña, donde se rodaron secuencias, como él corriendo a través de la ciudad escapando de la turba. Nada mal, para un actor que comenzó jugando futbol en Y tu mamá también.