Sánchez Parra a la caza de objetivos

MORELIA, MICHOACÁN (23/OCT/2010).- Apasionado de la actuación, maestro por convicción y artista porque el destino así lo quiso, Gustavo Sánchez Parra forma parte de ese grupo de actores que lleva muchas veces el soporte de las grandes producciones mexicanas y de paso le extiende la mano a los nuevos talentos.

La idea queda reforzada con la amplia agenda que el actor maneja en el Festival Internacional de Cine de Morelia, a donde llegó para presentar algunos proyectos artísticos (destacando Año bisiesto en largo y Stella Maris y Recto, recto gancho en corto) y fungir como jurado en la sección de trabajos michoacanos del certamen.

En un ambiente bohemio y con la adrenalina única que proporciona el festival, Sánchez Parra explica a detalle lo que espera lograr durante su estancia, tanto en su faceta como juez como en su labor como artista.

— ¿Cómo te sientes con dos proyectos en el Festival de Morelia?
— Ninguna presión y diría que atravieso un buen momento. Por ejemplo, ya se estrenó Año bisiesto en México, lo que es un alivio, pues estuvo mucho tiempo en suspenso. Aquí (en el FICM) participó con dos cortos en la sección oficial: Stella Maris y Recto, recto gancho.

— Además de que vienes como jurado.
— Así es. El que me invitaran como jurado de la sección de trabajos michoacanos me hace sentir muy contento y halagado, pues es la primera ocasión que ejerzo en esta posición en un festival tan importante. Se está viendo la calidad de los trabajos, la factura, la propuesta y el riesgo que están tomando los cineastas de Michoacán. No será sencillo encontrar a un ganador.

— Muchos actores que tienen cierto cartel abandonan el cortometraje como una opción y se enfocan en proyectos de larga duración, pero en tu caso no es así, incluso en “Recto, recto gancho” entraste sin cobrar un peso, ¿por qué?
— Para mí es un aprendizaje estar en cortometrajes, aunque a veces por cuestiones de tiempo es muy complicado. Es cierto que me gusta trabajar con gente nueva, con directores que tengan calidad y un deseo genuino por hacer una trabajo diferente. También a mí me significa un beneficio enorme, porque me permite estar cerca de las cámaras, un ambiente que me encanta.

— ¿Cómo pinta tu futuro?
— De momento no tengo planes de hacer más cine. Ahora mismo mi único interés es seguir ofreciendo clases en el CUT (Centro Universitario de Teatro, en el Distrito Federal). La próxima semana estaré ocupado en la promoción de mis películas.

— ¿Cómo te sentiste con la experiencia que viviste en Tapalpa en 2009, durante el taller de entrenamiento corporal y acrobacia que ofreciste en el marco del Festival de la Luna?
— Muy bien. Fue algo muy especial, que no había hecho con anterioridad y de todo eso me llevo los mejores recuerdos. Además de que yo también puede aprender varias cosas al respecto.

Sin preocupaciones

Don de gente

La rutina de Sánchez Parra durante su estancia en Morelia ha sido más o menos la misma en los últimos siete días. Se levanta temprano, sale a la calle e invariablemente se topa con algún fanático que le dice “¿Tú eres El Jarocho? (su personaje en Amores perros), una foto por favor, una foto”.

El actor, quien funge como juez en el festival purépecha, invariablemente sonríe y responde “sí, como no”. Al aceptar una foto, viene una segunda, una tercera, una cuarta y hasta una quinta petición. “No hay problema amigo”, dice el actor, con el cabello alborotado en una escena que se ha repetido en los últimos días. “Se agradece el cariño de la gente”, afirma con una sonrisa, y cuando puede les recomienda que vayan a ver cine a Morelia.

“Agradecido”, es la filosofía y la palabra clave con el que el histrión ha dejado su huella en el cine, en los talleres que ofrece y en su faceta como jurado. “El público me ha dado mucho y lo menos que les puedo dar, lo mínimo, es una foto”. Apenas termina de decir esto y se acerca un curioso: “¿Eres El Jarocho? Una foto por favor”.

EL INFORMADOR/ FRANCISCO GONZÁLEZ