Rock por la vida, celebración sonora

GUADALAJARA, JALISCO (30/OCT/2010).- Para muchos fue un pretexto para ver por fin en la ciudad al grupo de sonido urbano Calle 13 o a las leyendas de Unkle. Para otros fue el reencuentro de Molotov con la Perla Tapatía. Hubo quienes asistieron con la intensión de ver el regreso de Fobia a una tierra donde son bien queridos. Pero para los organizadores de Rock por la vida el origen de la idea es el motivar a la juventud a involucrarse en la música, a romper el silencio ya desarrollarse plenamente.

Y es que sin importar la razón, el concierto organizado por Jalisco es Uno y Máxima FM volvió a demostrar su “músculo” dentro del circuito de festivales en Guadalajara, convirtiéndose de paso en un referente en cuanto a la pluralidad mostrada sobre el escenario, con grupos tan variados como Los Impostors, Pito Pérez y Eli Guerra.

El maratón musical, que arrancó después de las 16:45 horas, estuvo salpicado de buenos detalles tanto positivos como negativos. Lo mejor, sin duda, el montaje y la producción dispuesta sobre el escenario, además de la seguridad y la organización. El gran pero fue que algunas bandas tuvieron menos de 20 minutos sobre el escenario (caso de Pito Pérez) y el caos vial que parece acompañar deforma constante a cualquier evento que se organice en el Foro Alterno, transformando la calle Parres Arias hasta su cruce con Periférico Norte en un gigantesco cuello de botella.


Música que sonríe

Con un Sol que cayó de forma inclemente al arranque del show, Eli Guerra fue la primera en atrapar casi en su totalidad la atención del público, tomando en cuenta que el evento contó con dos escenarios enfrentados de forma casi simultanea y mientras la regia se presentaba en el principal, en uno más pequeño se encontraban los Afro Brothers con su fino reggae forjado en las calles de Guadalajara.

Cabe destacar que a lo largo del evento se mostraron videos que animaban a los jóvenes a expresar sus inquietudes cuando cayeran en depresión. También se presentó un emotivo mensaje de apoyo a la cantante de Santa Sabina, Rita Guerrero, grabado por uno de sus compañeros de banda, Alejandro Otaola. Guerrero actualmente se encuentra combatiendo el cáncer. “Ella es de Guadalajara, ustedes deben de estar orgullosos de ella -afirmó Otaola en el video- así que es hora de dirigir sus oraciones y buena vibra hacia una gran artista”.

Otro que pasa momentos difíciles y quien también fue recordado en el evento fue Gustavo Cerati, en cuyo honor se tocó una selección de sus mayores éxitos con una banda armada especialmente para la ocasión, conformada por Alejandro “Orko” Pérez (batería), Shaboomy (teclados), Erick Díaz (bajo) y Aldo Muñoz (guitarra), además de la aparición especial de varios músicos, entre ellos Galo Ochoa.


El color de los fanáticos

Entre el público la constante fue la juventud. Y es que si bien había algunos contemporáneos de artistas como Fobia y Unkle, que ya rebasan los treinta y tantos y coquetean con las cuatro décadas, la media eran jóvenes de preparatoria y universidad para quienes el mensaje de Rock por la vida era más que claro: Es posible vivir a plenitud.

Los puntos cuestionables de un festival que apela a la sana convivencia son la duración del mismo (lo que obligo a modificar la programación original) y la venta de alcohol en un evento que pretende llevar un mensaje al público de que es posible “vivir sano” sin necesidad de ningún tipo de vicio.
Sin embargo, con más luz que sombra, Rock por la vida sigue evolucionando en un evento que busca marcar la pauta y dejar una huella indeleble entre el público y los patrocinadores y de paso convertirse en una marca que suene más allá de las fronteras jaliscienses.


Los detalles:

La tarde tuvo notas musicales para todos los gustos. Desde el peculiar sonido que propone Mariachi Rock-O hasta el recuerdo que emanó del escenario durante el homenaje a Gustavo Cerati, pasando por los beats de los DJ's y rematando con la propuesta de Teletransportador, banda formada al calor de los foros indie de Guadalajara.

Aunque hubo un par de gradas, sus dimensiones eran demasiado pequeñas para contener a las más de 20 mil personas que se dieron cita al evento. Muchos optaron por vencer al pudor y se sentaron en el suelo, entre la tierra y el polvo.

El vaso de cerveza, el producto más comercializado del evento, se vendió en 50 pesos. La camisa conmemorativa del evento con una estampa de Homero Simpson, en 100 pesos. La oferta de alimentos iba de los tradicionales tacos y hamburguesas a las papitas con chile.

Nuevamente se mostraron a los medallistas jaliscienses en diversas disciplinas sobre el escenario para estimular a los jóvenes a buscar nuevas alturas.
Uno de los momento más especiales fue cuando subieron los medallistas de la tercera edad al escenario y demostraron que siguen tendiendo retos y metas que romper en su vida.

EL INFORMADOR/ FRANCISCO GONZÁLEZ