Ritmos latinos, los consentidos

GUADALAJARA, JALISCO (07/MAR/2013).- ¿A qué suena Guadalajara? ¿A sus fuentes? ¿A su interminable tráfico? ¿A la risa de su gente? ¿Al silencio de sus madrugadas? Quizás la respuesta es que suena a todo. Al menos así sucedió ayer, durante la maratónica jornada vivida en la Fiesta de la Música, celebrada a lo largo de avenida Chapultepec.

La suma de asistentes a las 22:00 horas fue de 25 mil, según reportó la Secretaría de Cultura de Guadalajara, con información de Protección Civil.

El escenario más concurrido fue el de Ritmos latinos, ubicado en el cruce de Avenida Chapultepec y Justo Sierra.

Por momentos este foro convocó a más escuchas que el espacio principal del cruce de Avenida Chapultepec y Niños Héroes. El motivo: las parejas bailando y un ambiente que reunió a familias.

El escenario dedicado a los Ritmos latinos fue uno de los que comenzó su devenir con puntualidad, debido a eso tuvo una constante concurrencia.

Los asistentes fueron esquivos al sol que calaba de frente y, desde la banqueta o encaramados en las jardineras, decidieron disfrutar de la música de Zona Cumbia, Sangre Nueva y Sí Son, tres agrupaciones que hasta las 20:00 horas se habían presentado con éxito y manteniendo a los escuchas en su lugar, en espera de la siguiente tanda musical.

Cuando llegó el turno de Sonora Caribeña y Europa Show, la multitud ya se había desbordado y había parejas bailando al pie del escenario, en el camellón y hasta en las cercanías del toldo que marcaba el ingreso de las personas al escenario, alzado en Avenida Hidalgo.

Hasta el cierre de esta edición, Europa Show permanecía en el escenario y aún faltaba la participación de Sonora Mermelada.

El foro principal

Anunciado para arrancar a las 17:00 horas, el festival tuvo su primer tropezón en la puntualidad. La fiesta sonora comenzó casi 40 minutos tarde en el foro principal y ese tiempo perdido se fue incrementando conforme avanzaron los números musicales, ante la lentitud en los cambios de instrumentos de artista en artista.

El primero en aparecer en escena fue el hijo de la leyenda Rigo Tovar, con su sonido tropical y de vanguardia, pero que no negó en ningún instante sus raíces.

Tras él, llegó el turno de Jaramar, cuyo vestido en colores púrpuras y oscuros se paseó a lo largo del escenario, cómplice del sonido cadencioso que salía de la garganta de la artista.

El programa de la Fiesta de la Música tenía previsto el cierre con la participación de Nortec, que saldría en los primeros minutos de este domingo.