Representan la leyenda de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl

MÉXICO.- El aguacero que cayó anoche sobre el Valle de México no fue impedimento para que los actores de la compañía de teatro de Alejandro Molina representaran la puesta en escena "La leyenda de los volcanes" en la explanada del Centro Cultural José Martí, en esta ciudad.  

Ataviados como guerreros mexicas y zapotecas, los actores, que contaron con el apoyo de Guillermo Uribe como narrador de los acontecimientos, interpretaron los pasajes de la leyenda de Iztaccíhuatl, bella princesa que se convirtió en volcán, conocido como " La mujer dormida".  

Para iniciar la puesta en escena, que se presentará los jueves en la noche a lo largo de un mes, Uribe destacó que la esencia de un pueblo es la manifestación de sus fantasías y la belleza que admira y que recrea a través de sus formas de expresión e ingenio.  

Así, las leyendas narran casos insólitos, y su creación es obra y mérito de los pueblos, por lo cual éstas forman parte de la imaginación de la gente de su identidad y tradiciones.  

En México, continuó, las leyendas son parte de la tradición popular y se transmiten a través de narraciones orales, y como parte el ciclo "Jueves de leyendas" ofrece una historia que puede pasar de una generación a otra.  

Al entrar al tema de la puesta en escena, recordó que los volcanes del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, que bordean en el oriente al Valle de México, han dado origen a múltiples leyendas, siendo la más conocida la del romance entre los dos.  

La leyenda, continuó, se desarrolla en los tiempos del Cuarto Sol, el del viento, el que se lo lleva todo, el que esparce, mucho antes de que los ejércitos del imperio Mexica regresaran derrotados del sur, allá donde moraban los zapotecas.  

Antes de que los guerreros aztecas volvieran desencantados y diezmados había una princesa indígena, a la que se tenía como la más bella de todas, y se llamaba Iztaccíhuatl.  

Todas las mañanas, ella salía a dar un paseo por el campo y cuenta le leyenda que era tan hermosa que a su paso las flores se inclinaban haciéndole reverencias, dijo.  

Un día un guerrero azteca se enamoró de la princesa, pero su padre se interpuso y dijo al combatiente que si quería que su hija fuera su mujer tendría que traerle la cabeza del jefe de sus acérrimos rivales.  

El guerrero lo intentó sin lograrlo, a pesar de librar una fuerte batalla que lo dejó mal herido, razón por la que tardó en llegar al lado de su amada.  

Por esta razón, otro pretendiente de ella, en su afán de conquistarla, le dice que su prometido murió, por lo que desilusionada la princesa accede a unirse con éste.  

Luego de unos días, regresa el guerrero y encuentra a su amada con otro, por lo que lucha contra él, cayendo de muerte, por lo que, triste de haberlo perdido, ella cae a su lado.  

A lo lejos, sus almas se convirtieron en los volcanes del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, sellando su amor eterno, juntos, como se habían prometido.  NTX 09/05/08 MLOM