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Refugio y catarsis en ''Mi otro yo''

Estrenada en Cannes, con críticas encontradas y dirigida por Jodie Foster, la cinta muestra una faceta desconocida de Mel Gibson

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (09/JUL/2011).- Pocas críticas han optado por separar la situación personal de Mel Gibson con respecto a su reciente filme Mi otro yo, en el que interpreta a un hombre sumido en una depresión con una familia que se derrumba luego de haber sido un exitoso empresario, cuestión que se asemeja a la que los diarios reportaron (durante varios meses) sobre la áspera disputa que enfrentó el actor con su ex pareja.

Sin embargo, los comentarios positivos sobre la actuación de la cinta que dirigió y protagonizó Jodie Foster también han sido noticia; después de su estreno en mayo pasado en el Festival Internacional de Cine de Cannes. Incluso hay quienes argumentan que la elección de Gibson es acertada, pues favorece su desprestigiada imagen, tras ser acusado de violencia intrafamiliar, ya que afirman que su desempeño lo pone de nuevo en la pantalla grande como un destacado histrión.

Los Black, Walter (Mel Gibson) y Meredith (Jodie Foster), son la viva imagen del matrimonio perfecto al estilo americano: él es un empresario exitoso y ella es una madre modelo. Tienen dos hijos, Porter (Anton Yelchin) y Henry, una casa en Nueva York y viven felices hasta que Walter sufre un colapso mental.

Y es la propia Jodie Foster quien declara que trabajar con el también director fue muy sencillo y enriquecedor. “Se dieron las cosas sin alboroto ni desorden. Llegó y en dos tomas estuvo listo. Ése es Mel. Creo que probablemente es en muchas formas el actor más eficaz con el que he trabajado”.
“Gibson tiene esa inusual habilidad para ser muy gracioso en situaciones serias”, argumenta el productor Steve Golin (Babel, 2006), quien añade que a pesar de sus elementos cómicos, la naturaleza del guión es dramática y oscura, “pero creo que el humor que Gibson aporta es un perfecto balance”.
Golin, quien además produjo ¿Quieres ser John Malkovich? y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, destaca que Mi otro yo, a pesar de todos sus extraños giros, es un drama familiar, la historia de un padre y un hijo que se unen, que cuenta en términos muy directos cómo una familia fracturada encuentra la manera de sanarse a sí misma, aunque no sucede de la forma en la que normalmente se muestra en otras películas, sino de una manera profundamente imaginativa y original”.

Nacía una historia
Walter encuentra el títere de castor en un basurero afuera de una tienda de vinos y licores en la que compra sus bebidas y termina poniendo el títere en su brazo izquierdo y comienza a hablar a través de él en mano, al principio consigo mismo, y luego con todos los demás. El convertirse en el castor le da un giro a su vida. Se reconecta con su familia y revive las fortunas de su afligida fábrica de juguetes, pero todo tiene su precio.

La idea del guión fue concebida en la mente del galardonado guionista Kyle Killen, quien partió de la escritura de un cuento que terminó en una emotiva novela, que no obstante tuvo problemas para llegar a la pantalla, pues luego de circular en Hollywood corrió el rumor de su potencial rápidamente, mismo que cayó para dejar el filme en la lista negra de 2008 como uno de los mejores guiones no producidos del año, a pesar de que varias compañías ya habían mostrado interés en obtenerlo.

Extravagante fue como Golin calificó la trama, situación que lo motivó para comprometerse aún más. “Me gustó mucho, es una guión fantástico. Admito que es un concepto extravagante, realmente único, acerca de un tipo que rompe con la realidad y acaba relacionándose al mundo a través de un títere de mano, pero es un concepto que funciona, por extraño que parezca”.

Mientras que Jodie Foster apunta que “es un retrato de una familia americana que pasa por un momento oscuro, en donde hay mucho espacio negativo y vacío que refleja la psicología de Walter, Golin observa la importancia del papel protagónico. “Este tipo de películas que van más allá de una narrativa convencional son sumamente difíciles de echar a andar”, dice Golin, y explica que “son filmes difíciles de hacer, incluso con estrellas, pero son casi imposibles de hacer sin ellas. Necesitábamos a una estrella para interpretar este papel, y estábamos confiados de que la íbamos a conseguir porque el material era único, muy sólido”.

Si se trata o no de un regreso positivo del director de cintas como La pasión de Cristo la respuesta la tendrá el público, el mayor juez al que se enfrentará Gibson, lejos, muy lejos, de sus problemas personales, que por meses opacaron a uno de los artistas con mayores ingresos de Hollywood.

¿QUÉ CUÉNTA?
Atormentado por sus propios demonios, Walter Black (Mel Gibson) y con numerosos intentos por reponerse, parece no poder recuperarse, hasta que un títere en forma de castor entra en su vida.

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